jueves, 10 de noviembre de 2011

Las camadas, Danilo y el poder (1)

Por Andrés L. Mateo
acento.com.do

El PLD es ya un Partido-Estado. Distinto al PRI mexicano, sin embargo, no tiene la alternancia en el liderazgo aunque preserva la camada. Quienes han estudiado las contingencias mundanas de los gobiernos del PRI saben que en aquel escenario se podía disfrazar de democrática la realidad del sufragio; pero el espesor de la corrupción, la amplia franja de la pobreza y la ignorancia, más el dominio absoluto del aparato del Estado, acabaron por transformar aquella "democracia" en el mimetismo divertido de lo pintoresco.

El PRI como Partido-Estado propiciaba el surgimiento de las camadas. La camada es el grupo político que acompaña al candidato en ascenso, porque en México son sólo seis años sin posibilidad de reelección. Esto originó lo que se conoce como "la mentalidad del sexenio", porque en esos seis años la camada que ascendía al poder tenía que acumular la mayor cantidad de dinero que pudiera y luego irse a su casa. Las camadas de políticos corruptos se sucedían una a otra, y la alternancia de estas camadas era el espejismo de la democracia.

Pero el PLD es un Partido-Estado sin alternancia y con una única camada. Los tres gobiernos de Leonel Fernández han tenido los mismos funcionarios en más de un 96% de los casos. Casi la totalidad del Comité político tiene rango de Ministro de Estado. Esto ha originado que esa camada sea inmensamente rica y poderosa, y que esté dispuesta a hacer lo imposible por mantenerse en el poder. La camada funciona en un Partido- Estado mediante un oscuro vínculo de lealtad tribal. Inquisitorialmente, en el Partido-Estado el usufructo del poder manipula la conciencia, la palabra y la vida. Esta lealtad tribal es un eficaz sistema de intimidación que subsume la contradicción y coexiste con ella. Aquella noche que habiendo salido vencido de la contienda interna Danilo Medina proclamó "me derrotó el Estado", estaba rompiendo esa lealtad tribal. Su expresión estaba fundada en las mortificaciones que Leonel Fernández le había hecho vivir, usando contra él los recursos del Estado.

Entonces se hundió en la disciplina fundamental de todo absolutismo, esa que alberga la disidencia únicamente en su seno, y teje la muerte del aplastado. Y aprendió que el PLD en el poder se había transformado en un proyecto económico que representaba esa camada impertérrita que ha acompañado a todos los gobiernos del doctor Fernández. Esa camada que ha pulsado todos los tinglados de la manipulación ciudadana, que ha empleado el presupuesto público para financiar secretamente las actividades partidarias, el nepotismo, la asimilación de otros partidos, la compra de dirigentes, el uso de organismos impositivos para atemorizar empresarios, pago a intelectuales orgánicos, hipercorrupción corporativa, dictadura mediática, compra de periodistas a granel, prostitución de la justicia, etc. La misma madeja que hemos visto desplegarse en nuestro país, como estrategia del continuismo.

Danilo Medina ascendió en oposición a esta camada, pero el poder económico y político que han acumulado los integrantes de esta camada durante los gobiernos del doctor Fernández, más el uso del presupuesto, la hace imprescindible para empujar su candidatura, y han terminado doblándole el pulso. Danilo Medina es ahora un prisionero de esta camada, que no puede prolongar sus privilegios sin contar con él. El Estado que lo derrotó, y la camada que ha usufructuado el patrimonio público, son ahora sus aliados. Es común ver los camiones del Plan Social desplazarse antes de la llegada del candidato del PLD (los vi con mis propios ojos en el Sur del país), y los coordinadores de su campaña son Ministros de Estado, Directores Generales y funcionarios de alto rango de la administración.

El uso del dinero de los contribuyentes no es tan solo las tareas "heroicas" que describía el Presidente Fernández en New York,"ingenuamente" hablando a sus conmilitones de los 40 mil millones del presupuesto que tiene disponible para la campaña; sino que es también la alteración de la voluntad popular, y el esfuerzo desesperado de una camada que no tiene planes de abandonar el poder, y que ya puso en marcha la maquinaria de alteración de la voluntad popular, como veremos.

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