domingo, 27 de noviembre de 2011

La denuncia del embajador Fisher merece un tratamiento adecuado

Ya es mucho lo que hizo el embajador Fisher, que se atrevió a hablar de soga en casa del ahorcado. Lo que corresponde es que las autoridades investiguen el caso.

Editorial de acento.com.do

Ahora la Procuraduría General de la República, el Consejo Nacional de Etica y Combate a la Corrupción, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana quieren crucificar al embajador de Inglaterra en la República Dominicana, Steven Fisher.

El embajador de Inglaterra dijo que en la República Dominicana hay corrupción y que afecta a la inversión extranjera. Que las instituciones públicas están afectadas y que más de una empresa de su país ha tenido dificultades por las solicitudes de dinero y las extorsiones a las que se ven sometidas las expresas que vienen como inversionistas extranjeras.

Es lo que hacen los embajadores de todo el mundo. Cuando se mencionó a dos funcionarios del gobierno dominicano, Felucho Jiménez y Andrés Vanderhorst, en actividades parecidas, por vía de un cable de Wikileaks, ambos funcionarios negaron rotundamente las revelaciones.

Los afectados o supuestamente afectados fueron a la embajada de los Estados Unidos a quejarse, para que sus embajadores hicieran algo ante el gobierno dominicano. Ahora, el embajador de Inglaterra ha tenido la sinceridad y la valentía de identificar el problema. No mencionó a ningún funcionario, ni siquiera el área, ni dijo los nombres de las empresas afectadas.

El embajador de los Estados Unidos, Raúl Yzaguirre, acaba de decir en la Cámara Americana de Comercio que en la República Dominicana hay clientelismo político y corrupción, y que ambos flagelos hay que hacerles frente para que haya más recursos para la educación. ¿Por qué no le piden a Yzaguirre las pruebas de la corrupción que él acaba de denunciar, como lo hacen con Fisher?

De modo que no es posible que los funcionarios del Estado salgan ahora, en forma precipitada, a reclamar que un embajador traspase los límites prudentes de su gestión, más de lo que ya lo hizo Fisher, para que presente una denuncia por vía de la Cancillería o del Departamento de Prevención de la Corrupción.

Cuando las organizaciones dominicanas han presentado denuncias estas se han quedado archivadas, como las hay por montones en el Departamento de Prevención de la Corrupción, que es inoperante, inservible y que no puede ser referencia de combate a la corrupción.

El país, por vía de sus funcionarios, está escondiendo la cabeza nuevamente. Todo el mundo sabe que hay corrupción, que hace falta aplicar programas que vayan más allá de la Iniciativa Participativa Anticorrupción, porque la impunidad es una señora demasiado poderosa en la República Dominicana.

Por más que la Cancillería reclame, que el CEI-RD solicite, que la Procuraduría General de la República prometa, el embajador de Inglaterra se quedará en la misma posición que expresó, sin dar un paso adelante, porque no es su función, sino la función de las autoridades.

Ya es mucho lo que hizo el embajador Fisher, que se atrevió a hablar de soga en casa del ahorcado. Lo que corresponde es que las autoridades investiguen el caso. Si tienen interés en descubrir los casos que mencionó el embajador, que busquen la manera de indagar, de obtener confidencialmente los datos. La mejor manera de destruir lo bueno que tiene esta denuncia es pedirle al embajador que utilice los canales legales para hacer su denuncia. Algo que todo el mundo sabe que nunca hará. Y ahí se muere la denuncia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

galley472@yahoo.com