sábado, 29 de octubre de 2011

Leonel, Doña Margarita y otras piedras en el camino de Danilo

Por LUIS R. DECAMPS

La situación de “no sintonía” entre el presidente Fernández y el licenciado Medina en alguna medida rememora lo que ocurrió en el año 1996 con la candidatura del licenciado Jacinto Peynado y el doctor Joaquín Balaguer.

La tensión Leonel-Danilo: en el PLD nadie se “chupa el dedo”

Es un secreto a voces que desde 1997 las relaciones personales entre el presidente Leonel Fernández y el licenciado Danilo Medina no son las mejores…

Más aún: en los últimos meses, a pesar de los esfuerzos realizados al tenor por amigos comunes, el “compañerismo” entre ellos no ha regenerado lo suficiente como para que sea dable afirmar sin reservas que están “en sintonía”…

Todavía más: se asegura que cuando se habla en ambiente de intimidad con cualquiera de los dos, son perceptibles los resquemores y las “quisquillas” que los separan…

Por lo demás, personas cercanas a ambos sostienen que no se trata de un simple alejamiento emocional o sentimental sino de la existencia de graves disconformidades mutuas que se manifiestan a través de palabras agrias y gestos de tensión y tirantez (lo que parece explicar por qué se pueden contar con las falanges de una mano las veces que han conversado o compartido, desde el año arriba citado, en algún escenario público)…

En el PLD, obviamente, nadie se “chupa el dedo”, y todo el mundo sabe que el destino inmediato que tenga esa casi enemistad entre sus dos líderes principales podría ejercer una influencia decisiva sobre la cuantía final de votos de la organización.

“El supremo”, mamá Margarita y la caperuza morada

La cuestión es que el PLD, contrariamente a lo que ocurre con el PRD, sigue siendo un partido de “liderazgo nacional concentrado”, muy a tono con su sesgo histórico institucional, y en este respecto cuenta con una figura dominante (con perfil de “caudillo democrático”, paradoja aparte) y, subsidiariamente, con sectores que, aunque se empecinan en proyectar una cuadro de plurales discrepancias interiores, siempre terminan desempeñando un rol “funcional” al líder mayor, en este caso el del “supremo”, el presidente Fernández…

La realidad de hoy lo demuestra: aunque Danilo cuenta con una considerable ascendencia interna en virtud de que ostenta la candidatura presidencial y, además, porque encabezó en su momento la mayor disidencia conocida frente al presidente Fernández, la verdad es que éste es definitivamente el líder central, máximo e indiscutible del PLD…

Correlativamente, nadie con “dos dedos de frente” ignora que quien verdaderamente encarna en términos cuantitativos el “liderazgo alterno” del PLD no es el licenciado Danilo Medina sino la doctora Cedeño, y esto es debido no sólo a la “canalización” que se hizo del apoyo interno del presidente Fernández hacia ella (como parte de la fallida estrategia palaciega de “parar” al licenciado Medina) sino también a que su imagen, creada básicamente a partir de un manejo “benefactor” de fondos del erario, ha estado hasta ahora fuera del escrutinio público y del debate político… Habría que ver, pues, qué ocurrirá cuando finalmente la doctora Cedeño se ponga la caperuza morada y se lance a recorrer el bosque (poblado de lobos al acecho) de la política nacional…

La campaña de Danilo y la arepa

Se dice, en adición a lo ya referido, que el presidente Fernández no está muy contento con el licenciado Medina por muchas razones, comenzando porque no le hace gracia alguna la consigna medular de la campaña de aquel: “Continuar lo que está bien, corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo”, un slogan que la oposición ha descuartizado bajo la consideración de que significa “más de los mismo”, pero que de algún modo también deja sembrada la idea de que en los gobiernos del doctor Fernández hay cosas que se han hecho mal (y por lo tanto hay que corregirlas) y otras que nunca se han hecho pudiendo hacerse…

Es decir: la consigna publicitaria contiene y proyecta consideraciones críticas que causan escozor en el doctor Fernández… El slogan del licenciado Medina, en ese sentido, es la viva imagen de la arepa en su etapa de cocimiento.

La experiencia Balaguer-Peynado

La situación de “no sintonía” entre el presidente Fernández y el licenciado Medina en alguna medida rememora lo que ocurrió en el año 1996 con la candidatura del licenciado Jacinto Peynado y el doctor Joaquín Balaguer…

Se recuerda que el licenciado Peynado le ganó virtualmente la convención al entonces presidente y líder máximo del PRSC (quien prefería a su competidor), y éste aparentó apoyar sin condiciones a aquel a lo largo de toda la campaña electoral, pero en los hechos trabajaba para sí mismo porque nunca le cedió ni un ápice de poder al candidato…

El acto final del sainete debe estar en la memoria de todos: en el mitin de cierre de la campaña, el doctor Balaguer pidió a los reformistas votar “colorado”, no “colorao”…

La moraleja es simple: los caudillos o “máximos guías” no ceden sus liderazgos (el que lo “golosea” tiene que arrebatárselos)...

Y el caso del presidente Fernández hay que tener en cuenta un factor de “apego” y celo suplementario: es un hombre joven y, por ello, presumiblemente con una dilatada vida política por delante.

Doña Margarita: ¿urna y rasero de los votos de Leonel?En tesitura colindante, la candidatura vicepresidencial de la doctora Cedeño luce cada vez menos eludible para el licenciado Medina no sólo por los apremios institucionales de su partido y la protección que exigen los grupos más cercanos al presidente Fernández sino también porque está concebida, desde la perspectiva de estos últimos, como su “llave inglesa” y, al mismo tiempo, como la urna y el rasero de los votos de Leonel…

La insistencia para que en la boleta del PLD se encuentre la fotografía del segundo a bordo resulta realmente rara: tal imagen nunca ha estado en la boleta y nunca nadie había dicho que era necesaria para nada…

Por eso hay quienes sospechan que es una herramienta subliminal para “bajar línea” a los fines de que se marque sobre la foto de la doctora Cedeño y no sobre la del licenciado Medina…

Sería una especie de “voto preferencial”, patrocinado desde el Palacio Nacional, que indicaría quién es quién en el PLD… El mensaje valdría, igualmente, tanto para el caso de la victoria como para el de la derrota.

Las próximas elecciones y el pleito por el control del PLD
Por otra parte, no faltan los que prefiguran que si el licenciado Medina eventualmente logra alzarse con la victoria en las próximas elecciones, al presidente Fernández le esperan horas de desazón: el primero tratará de usar la fuerza política y económica del Estado para arrebatarle el liderazgo tanto en el PLD como fuera de éste…

El pragmatismo característico del licenciado Medina y su necesidad de supervivencia política futura son los referentes de legitimación del aserto que esgrimen los que así piensan…

Y con un panorama hipotético como éste, resulta de lo más natural que el presidente Fernández no tenga demasiado entusiasmo por una eventual victoria electoral del licenciado Medina en las elecciones del próximo año…

Es más: debería albergar el temor de que semejante ocurrencia precipite la liquidación de su carrera política, y consiguientemente podría terminar encaminando su inteligencia y sus habilidades en dirección adversa al licenciado Medina aunque a ojos vista, en el mejor estilo balaguerista, parezca hacer lo contrario: los aplausos tendrían que ser chinos y el protagonista sería el doctor Merengue…

En buen cristiano: la preservación de la principalía del presidente Fernández dentro del PLD puede ser incompatible con la victoria electoral del licenciado Medina en las elecciones de 2012, y lo lógico es que aquel esté dispuesto a “echar el pleito” que se pergeña casado.

Una anécdota de Richard Nixon

Richard Nixon, prominente político republicano y trigésimo séptimopresidente de los Estados Unidos, era famoso por sus distracciones al momento de emitir opiniones (que sus adversarios atribuían a su afición por el alcohol), y en el año de 1970, en ocasión del fallecimiento del general Charles De Gaulle, incurrió en una que fue motivo de estupor y burla: un periodista, cariacontecido y circunspecto, recabó su opinión sobre el luctuoso acontecimiento, y la respuesta de Nixon, ofrecida con aire de oligofrénico, fue de película: “Éste es un gran día para Francia”.

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