lunes, 22 de agosto de 2011

De nación de inmigrantes a país de emigrantes

Por Aníbal E. Melo

Si el norte fuera el sur serían los Sioux los marginados. Ser moreno y chaparrito sería el look más cotizado. Marcos sería el Rambo mexicano y Cindy Crawford la Menchú de mis paisanos. Reagan sería Somoza. Fidel sería un atleta corriendo bolsas en Wall Street y el Ché haría hamburguesas al estilo double meat. Los yankees de mojados a Tijuana y las balsas de Miami a la Habana. Con las Malvinas por Groenlandia y en Guatemala un Disneylandia. Y un Simón Bolivar rompiéndo su secreto: Ahí les va la 187, ¡fuera los yankees por decreto!

Ricardo Arjona
Canción: "Si el Norte fuera el Sur"

Isabel Wilkerson, primera mujer afroamericana en ganar un Premio Pulitzer, en su libro "El Calor de Otros Soles", describe con mucho sentimiento sobre lo que los humanos han hecho durante siglos cuando la vida en un lugar se les hace insostenible: Se van.

Es lo que los peregrinos hicieron por causa de la tiranía del gobierno británico; lo que los irlandeses hicieron cuando no tenían nada que comer; lo que los Judíos Europeos hicieron durante la propagación del nazismo; lo que los campesinos sin tierra de Rusia, Italia, China y actualmente de los países de Latinoamérica hacen cuando creen que algo mejor, más allá de sus fronteras, los llama.

En los Estados Unidos no parece que los empleos van a regresar. El mercado de acciones se está hundiendo y aparentemente todos están endeudados.

La calificación crediticia del país ha recibido un fuerte golpe y en la televisión se habla de la amenaza de otra nueva "década perdida".

A lo largo de la historia, para millones de personas de sociedades menos prósperas, la solución al desempleo, al hambre y la pobreza, ha sido obvia: Largarse lejos.

¿Podría ocurrir lo mismo en Estados Unidos?

¿Podría, por ejemplo, China tener algún día un Americatown?

Dejemos volar nuestra imaginación y visualicemos un día cualquiera del futuro en el corazón de Beijing:

Los chinos, se rascan la cabeza por causa de los inmigrantes estadounidenses que van a China sólo por dinero, y que nunca aprenden el idioma, ni se integran. Extranjeros que viven en su propio pequeño mundo, donde hasta los letreros son en inglés.

Como lo ven los chinos, estos inmigrantes blancos tienen costumbres extrañas.

Nunca comparten los alimentos en la mesa, y terminan todo lo que hay en sus platos.

Siempre preguntándole a los nativos chinos, "Cuántos hijos tiene usted?" - a pesar de que la respuesta es siempre la misma, "uno."

Pero con todo y eso se desarrollan. Ponen sus energías, habilidades y redes familiares a trabajar, y cosechan grandes éxitos.

Fundan negocios de hamburguesas y papas fritas, academias de Inglés, gimnasios e incluso servicios de transporte. En fin logran, el ya famoso Sueño Chino!

Ahora, volvamos a la realidad.

Actualmente, un número considerable de estadounidenses trabajan en todo el mundo. Viven, por ejemplo, en Bangkok, Bogotá o Sydney.

En su mayor parte, son miembros de familias que pertenecen a dos mundos o son parte de una élite educada que ha emigrado por elección.

Por lo general, tienen buenas opciones en los Estados Unidos, pero deciden emigrar por la emoción de la aventura, por un sueldo más alto, por invertir en un mercado emergente, o para renovarse después de un divorcio o la muerte de un familiar querido.

Lo que no ocurre todavía, es un patrón de emigración en masa de la clase obrera desde Estados Unidos hacia el extranjero, como se ve en México, Colombia o República Dominicana, etc.

Hasta hace poco las razones para que los obreros estadounidenses no emigrasen, eran bastante evidentes: Un buen retiro, una tasa alta de propiedad de viviendas, servicios de salud aceptables, estudios públicos gratuitos, y pocos vínculos estrechos con personas de otros países.

Y es que el cálculo que la mayoría de los emigrantes hacen es que, les puede ir mejor en otro país.

Para la mayoría de los estadounidenses, hasta ahora, esto es inimaginable. Sin embargo, algunas variables de ese cálculo están cambiando.

Si usted viaja en coche desde Washington hasta Massachusetts, por ejemplo, verá un Estados Unidos que poco a poco se queda sin nuevas oportunidades.

Observará caminos, puentes y edificios desmoronándose, incluso sin los recortes presupuestales recientes. Verá pequeños negocios abiertos pero languidecientes, a los que les hace falta confianza, signo extraño y largamente ausente en este país.

En un informe divulgado a finales de enero del 2009, la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles describió la condición de la infraestructura del país en términos alarmantes.

Más de la cuarta parte de los puentes de la nación fueron catalogados como estructuralmente deficientes u obsoletos funcionalmente.

En general, los sistemas de transporte público y las presas del país, así como sus diques, están en lamentable estado, muchos de ellos con más de medio siglo de antigüedad.

Los ingenieros, le dieron a la infraestructura general del país una calificación de 6 y agregaron que se requeriría de una inversión de 2.2 billones durante cinco años para volver a ponerla en forma.

Hoy día, en Estados Unidos, hay una sensación de "oportunidad pasada."

El índice de desempleo es de alrededor del 9.1% y en la víspera, Wall Street tuvo su peor jornada en casi tres años.

Y sin embargo, es difícil imaginar que los estadounidenses de hoy, emulen a la inversa a los peregrinos que llegaron a estas tierras y construyeron un gran país desde la nada.

Los estadounidenses modernos nunca han estado dispuestos a emigrar en masa, pero saben lo que es ser dueño de franquicias de Burger King en el extranjero o de iniciar pequeños restaurantes de comida rápida en otros países del mundo.

Los posibles emigrantes estadounidenses del futuro, por ejemplo, poseerán un talento especial para el arte de la venta, para trabajar como agentes de bienes raíces o ser concesionarios de automóviles.

Los obreros despedidos de las fábricas estadounidenses podrían ser excelentes capataces en China o India, donde la mano de obra es abundante.

Sin dudas, muchos países en desarrollo no son fáciles de navegar.

En el extranjero, los salarios, aunque en aumento, son más bajos que lo que la mayoría de los estadounidenses esperarían ganar.

Y puedo estar equivocado, pero no conozco historias de personas convirtiéndose en chinos, por ejemplo, en la forma en que tantos millones se han convertido en estadounidenses.

Por otro lado, está la geografía americana, que ofrece muchas fronteras interiores.

Estados Unidos es el segundo mayor país del continente y el cuarto del mundo. Situado en la franja central de Norteamérica, se extiende desde la costa atlántica hasta la costa del Pacífico.

Este es un país tan grande que, para la mayor parte de su historia, la emigración ha significado dejar un estado para irse a otro con más posibilidades.

Pienso que emigrar de un país a otro, a menudo es un acto de desesperación. De "última oportunidad" para la gente pobre y trabajadora.

Personalmente sé, que emigrar significa la ruptura casi total con todo lo que uno conoce.

En estos momentos de crisis, no veo una emigración en masa desde los Estados unidos hacia otros países, sobre la base de la actual recesión. Pienso que se necesitaría una mucho peor.

Pero creo que este artículo, que todavía es solamente un ejercicio de la imaginación, puede ser también una premonición.

1 comentario:

  1. ESTIMADOS AMIGOS:
    Solicito la exclusividad de los emigrantes norteamericanos para los empleos laborales de los Estados Unidos de América y de Canadá porque los tales son legales en los trabajos laborales mientras que los inmigrantes son una inflacion monetaria para el pais y una sobrepoblacion norteamericana donde lo unico que encuentran es el desempleo laboral por ilegales.

    Atentamente:
    Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
    Documento de identificacion personal:
    1999-01058-0101 Guatemala,
    Ciudadano de Guatemala de la América Central.

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