viernes, 13 de mayo de 2011

La acumulación originaria

La corrupción ha transformado la escala de valores de la vida social

Por Andrés L. Mateo

Escribo este artículo a riesgo de repetir mis ideas sobre la acumulación originaria de capital derivada de la práctica política y la corrupción de los últimos veinte años, pero es necesario destacar la especificidad de este fenómeno en la República Dominicana, para entender qué es lo que ha ocurrido.

Algunos economistas dicen que la acumulación originaria desempeña en la economía el mismo papel que tiene en la teología el pecado original. Es más, la metáfora se propagó a partir del capítulo XXIV del famoso libro de Carlos Marx “El capital”, puesto que aunque dicha acumulación no es fruto del régimen capitalista que Marx estudiaba, es sin embargo punto de partida de él. Lo que explica en realidad la acumulación originaria es cómo se forma el acervo primario de riqueza en manos de capitalistas. Marx sobreabundó respecto de que este proceso no tenía nada de idílico, y dibujó el carácter del sistema atendiendo al grado de explotación y pillaje que esta acumulación originaria acarreaba.

Esta categoría histórica ha servido para estudiar numerosas formaciones sociales, y fue lo que, por ejemplo, Juan Bosch intentó en su muy celebrado libro “composición social dominicana”. Sólo que las ciencias sociales en la República Dominicana son poco creativas y han operado siempre repitiendo sus propios esquemas. Si bien es cierto que, en nuestra historia, como en el modelo inglés que Marx describió, las grandes acumulaciones originarias están asociadas a la expansión del carácter capitalista del modo de producción, no es menos cierto que hoy este fenómeno de acumulación de riquezas tiene un ámbito más vinculado al ejercicio del poder político.

¿Cuál es el peso específico que alcanza ya en la riqueza nacional el dinero proveniente de la corrupción política? ¿No se han tenido que plegar las oligarquías nacionales al empuje de la corrupción corporativa proveniente de los grupos políticos? ¿No es la práctica política una de las vías expeditas de ascenso económico en nuestro país? ¿Cien mil millones de pesos al año, estimado de lo que se pierde en la corrupción, no son suficientes para deformar la estratificación social?

Si de acuerdo con la teoría clásica el dinero siempre expresa una cantidad de trabajo invertido, y mide siempre valores; en la República Dominicana no es así. Mientras para obtener quince millones de pesos en ganancia un industrial tiene que transformar materia prima, comprar máquinas, pagar salarios e impuestos, planificar producción, hasta colocar la mercancía en el circuito de la circulación del mercado; un político corrupto sin infraestructura, sin encender maquinarias, sin pagar nóminas de operarios, sin impuestos, apenas con una exoneración de importación de granos según las cláusulas de protección del TLC, por ejemplo, se puede meter en los bolsillos quince millones de pesos en una simple operación comercial, sustentada en la influencia política.

La corrupción ha transformado toda la escala de valores de la vida social dominicana, y como el dinero es valor en estado puro, el que un funcionario se pueda ganar, mediante el tráfico de influencia, lo que un verdadero productor de riquezas jamás alcanzaría con el trabajo honrado, constituye una grave alteración de los roles sociales, que desestimula el aparato productivo de la nación. Ese “Pecado original” de la acumulación es un tentador reto a la investigación, porque son muchos los “empresarios” y los ricos que se multiplican ante nuestros ojos, provenientes del aparato político, sin que sepamos el acervo primario de sus riquezas. Y como el dinero es una fuerza invisible, frente a los ricos tradicionales, estos políticos “nuevos ricos” se codean con una oligarquía que los desprecia, pero que les teme.

Lo que ha ocurrido es, por lo tanto, que el nivel de la corrupción ha variado las relaciones de fuerza de la vida social dominicana, y la acumulación originaria que los políticos practican se ha hecho corporativa. Hay políticos tan ricos como los apellidos más sonoros de la oligarquía tradicional. Y el conjunto de ricos cuya acumulación originaria es el Estado compite, ventajosamente, con los poderes fácticos de la nación. ¿No fue la desmesura de esta acumulación originaria lo que estuvo en la base del rechazo tan contundente que los poderes fácticos dieron al intento de reelección del Presidente Fernández?

2 comentarios:

  1. AMDRÉS:
    HACES UN ANÁLISIS PASO A PASO, DEL POLÍTICO QUE ENTRA DESNUDO AL PODER Y SALE DE ESTE, VESTIDO DE ORO.

    ESE DINERO QUE LLEGA A LA BOLSA DEL POLÍTICO SIN MUCHO ESFUERZO, CON UNA MÍNIMA INVERSIÓN DE TIEMPO O DE DINERO, ANDRÉS, ESTÁ PUDRIENDO NUESTRA SOCIEDAD. LLEGARÁ ANDRÉS, EL DÍA QUE PERCIBO CERCANO EN QUE LA GENTE, SE "JARTE" DE ESTA SITUACIÓN QUE NOS ASFIXIA.

    LOS CIUDADANOS DECENTES, LOS QUE TRABAJAN, LOS QUE PAGAN ESTOS APAGONES CADA VEZ MÁS LARGOS, QUE COMPRAN LOS COMBUSTIBLES PARA SUS VEHÍCULOS E INDIRECTAMENTE PAGAN EL COMBUSTIBLE DE CADA FUNCIONARIO Y DEL PRESIDENTE TAMBIÉN, ESTÁN ENTRE LOS MÁS "JARTOS" DE ESTE ESTADO DE COSAS.

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  2. ANDRÉS:

    LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE TU ARTÍCULO SERÁN LAPIDARIAS? "NO FUE LA DESMESURA DE ESTA ACUMULACIÓN ORIGINARIA LO QUE ESTUVO EN LA BASE DEL RECHAZO TAN CONTUNDENTE QUE LOS PODERES FÁCTICOS DIERON AL INTENTO DE REELECCIÓN DEL PRESIDENTE FERNÁNDEZ?"

    SIN DESPERDICIO TU ARTÍCULO.

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