lunes, 23 de mayo de 2011

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Ahora sí: voy a dejar las drogas

Por Dr. César Mella

Millones de personas en el mundo confrontan dificultades para romper definitivamente con el uso y abuso de determinadas sustancias psicoactivas, entre ellas, por ejemplo, el alcohol y la cocaína.

Titulo así esta comunicación por el porcentaje aún muy alto de recaídas que los psiquiatras comprobamos a diario con los pacientes que se someten a diferentes esquemas terapéuticos.

No son viciosos, son enfermos y lo que aparenta ser una sinvergüencería es netamente un quebranto químico cerebral.

Las adicciones arrancan desde la juventud y siempre van asociadas a un trastorno en el desarrollo de la personalidad, en su mayoría, los llamados rasgos di-sociales.

El paciente sufre y se evade; la familia “invierte recursos económicos y emocionales” que a veces le llevan a la quiebra.

Es esencial que la persona que se decida a iniciar un programa de rehabilitación lo haga voluntariamente.

Todas las opciones que hay en el país son buenas, siempre que familia, paciente y terapeuta trabajen con objetivos claros y mucha sinceridad en los propósitos.

Hay que inculcar la idea de que "cada día sobrio o abstemio" es un paso de avance.

Hay que vigilar que no se "rueden o sustituyan" las dependencias. El que deja el cigarro engorda pues "le da con comer"; "el que para la cocaína, vuelve a la marihuana"; "el que deja el casino inicia una relación enfermiza con el Internet". Quiero decir, que un programa integral de tratamiento debe ir a las raíces o al fondo de la personalidad adictiva.

No creo en programas gratuitos. La familia y el paciente deben aportar algo, que puede ser "trabajo voluntario". Dudo de gente acostada sola, "tomando fármacos". Es más, la misma desintoxicación inicial, si no tiene un seguimiento médico integral a veces favorece las recaídas.

Sé de pacientes que dicen, "Yo me limpio para ponerme frío con la familia y luego me emperico de nuevo".

En los primeros meses de sobriedad el paciente se siente perdido, ya no tiene amigos "limpios"; vive prófugo de sus proveedores (la red de delivery mejor organizada del país no son las pizzerías o el mensajero del colmadón...¡¡Uf!! son los contactos vía inalámbrica para el suministro de cocaína). En fin, buscar un trabajo, volver a los estudios, ganarse la confianza familiar y conseguir una pareja sentimental son tareas duras, pero realizables cuando se quiere.

Un paciente que acaba de cumplir un año sin consumir cocaína y que lo conoce todo, narcóticos anónimos, Fénix, Hogares Crea, Casa Abierta, reto a la juventud y varias religiones, me dijo, "Doctor Mella, ¿y hasta cuándo es esto?, déme el chance de tomarme un vinito”, y le respondí categóricamente: "Tu tratamiento es de por vida... ese vinito será tu enemigo" y le hice un cuento de algo que ocurrió en Cuba en los 80: Una fiesta familiar celebraba los cinco años de abstinencia total al alcohol de don Juan. Un vecino "para probarlo" le puso a escondidas alcohol en su cocktail de frutas, que era lo único que se estaba consumiendo. Pues le cuento que el hombre estuvo cinco días desaparecido bebiendo todo lo que encontraba en su camino. He dicho.

21 Mayo 2011

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