miércoles, 30 de marzo de 2011

Un político patético

PERDONEN LA MOLESTIA
Por Margarita Cordero

No se trata ya de si sus argumentos son insustanciales e indemostrables, que lo son. Lo que provoca rechazo es esa incontinencia de las ambiciones, esa trivialización de lo llamado a ser serio, esa falta de elegancia pública para admitir lo adverso. No hay que ser partidario o contrario de alguien para sentir que este espectáculo que ya dura diecisiete días menoscaba nuestra autoestima ciudadana, nuestra voluntad de arrimar el hombro, no importa desde cuál espacio, a la construcción de un país un poco menos obsceno.

Pedestre, contagiado sin talento del desprecio por la inteligencia de la gente que es sello característico del peledeísmo gobernante, expuso sin coherencia el resultado de sus delirios ante cientos convocados para reanimar su ego con el rebuzno de aplausos y vítores. Y provocó pena, no porque él personalmente perdiera en estatura, está tan disminuido que apenas se alcanza a verlo, sino porque una se pregunta, desde estas gradas desencantadas, si el final del juego de la vida nos llegará en medio de este concierto de mediocridades.

Quiso ser moderno (transmisión en directo por internet); quiso ser racional (barras estadísticas y porcentajes); quiso ser convincente (audios “comparados”); quiso ser líder, y ahí le fallaron todos los recursos, propios y ajenos. Como en la época del conchoprimismo dijo sin rubores: “Yo, o que entre el mar”.

Y el mar entra con el rejuego perverso de leyes orgánicas observadas para que la bovina mayoría vote como el mandatario, y no el mandante, quiere. Y el mar entra con los expósitos de la decencia legislativa apañando proyectos inconstitucionales. Y el mar entra con un presidentevacavoladora que el domingo se reúne con los expósitos para cubrir de bosta la Constitución que proclamó como dinamo de la revolución democrática.

Y el mar entra con Conchoprimo ajeno a todo lo que no sea su obsesiva necesidad de no haber invertido en vano millones que le duelen en las costillas, sin que le importe un comino este país al que carcome la miseria ni esta endeble democracia que patea Leonel Fernández hasta dejarla sin aliento, tendida agónica sobre el sueño de un país distinto.

MIÉRCOLES 23 DE MARZO DE 2011

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