miércoles, 30 de marzo de 2011

Jimmy Carter en Cuba: De la sinagoga al arzobispado

Por Manuel Alberto Ramy
ramymanuel@yahoo.com

El ex-presidente Jimmy Carter no se ha dado reposo en su primer día de visita a La Habana. Después de aterrizar a las 10 y tantas de la mañana en el aeropuerto capitalino comenzó a cumplir con su agenda. Primero se dirigió a la sede del Patronato de la Comunidad Hebrea, ubicado en el barrio de El Vedado, donde visitó la sinagoga, firmó el libro de visitantes y departió con sus anfitriones, tanto con los funcionarios de la cancillería que le acompañan como con Adela Dworin, Presidenta de dicha institución, y con el vicepresidente, David Prinstein.

La señora Dworin dijo haberle hablado al ex-presidente sobre la vida que se desarrolla en la comunidad, así como los diferentes grupos etarios que la componen. Ratificó que practican su religión sin inconvenientes.

En horas de la tarde, Carter y sus compañeros de viaje visitaron al cardenal Jaime Ortega, en la sede del Arzobispado, un buen cuidado edificio del siglo 19 enclavado en el Casco Histórico de la capital.

Durante el encuentro, “que se prolongó cerca de una hora (…), Carter manifestó al cardenal Ortega su complacencia por el proceso de diálogo que conduce la Iglesia en Cuba con el gobierno del presidente Raúl Castro Ruz, uno de cuyos resultados ha sido la excarcelación de más de cien prisioneros cubanos”, informa una nota oficial del arzobispado recién llegada a la redacción. También manifestó “un vivo interés por el trabajo pastoral de la Iglesia en la Isla”, agrega la nota.

Como apreciarán los lectores las dos primeras visitas del ex-presidente no arrojan declaraciones trascendentales, pero a mi juicio sí dan ciertas pistas de intereses.

La Comunidad Hebrea/Caso Gross debido a que este contratista, sancionado a 15 años de prisión, intentó, como mínimo, distribuir algunos medios de conexión satelital (prohibidos en Cuba, salvo disponer de una licencia) entre miembros de dicha comunidad. Lógico que Carter quiera tomarle el pulso a esta institución. No debemos olvidar que el Caso Gross ha sido calificado por Washington como serio impedimento para ulteriores mejorías en las relaciones EE.UU-Cuba. La visita a esta comunidad es la primera en la agenda, prioridad en nada gratuita.

La iglesia católica, segunda en su cronograma, viene desarrollando una efectiva labor como mediadora y dialogante con el gobierno de La Habana. Su papel en las 114 excarcelaciones es innegable, tarea que se corresponde con los esfuerzos que en pro de los derechos humanos realiza el Centro Carter y su promotor. ¿Podrá desempeñar la iglesia un papel específico en el Caso Gross? Es la pregunta que nos hacemos todos los corresponsales.

Puede que la situación de este preso no haya sido ajena a los esfuerzos de la iglesia y de su cardenal. ¿Podrán logarse gestos humanitarios de ambas partes? Otra buena pregunta que no usa el término canje, sino gestos. Recordemos que Cuba también lleva piedras en sus zapatos, que tienen nombres y apellidos.

Mañana será la cita en el Palacio donde será recibido por el presidente cubano quien ha impulsado este viaje de Carter.

En los medios de prensa las hipótesis y especulaciones dan al cuello. Carter, de 84 años, no toma un avión por gusto. Raúl Castro no lo invita para una partida de dominó. Ambos saben mover piezas de ajedrez político y ese tablero está algo complicado. Basta observar el panorama internacional. Y en el punto que a ambos le atañe de más cerca: Cuba-EEUU, el momento político es sumamente importante.

Carter ha dicho venir a la Isla para darse un baño de una realidad en proceso de cambios, palparlos, conocerlos, y de proyectos que pudieran ampliar estos de cara al Congreso del Partido, que se iniciará a mediados de abril próximo. No viene en viaje oficial, pero…Carter es Carter, el presidente que abrió espacios para mejorar relaciones entre ambos gobiernos; y Raúl Castro ha reiterado de su disposición a un diálogo amplio siempre que haya igualdad y respeto a la soberanía nacional.

De momento me detengo en lo cierto: el cronograma, que puede asumirse como señales para meditar y no para hacer conclusiones, ha ido de la sinagoga al arzobispado y de éste irá al palacio.

28 de marzo de 2011

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