jueves, 24 de marzo de 2011

El Obama que nos ha visitado

Por Lilliam Oviedo
lilliamoviedo@yahoo.es

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Barack Obama utilizó su autoridad para librar de ser sometidos a un proceso judicial a los funcionarios de la Administración Bush que autorizaron la tortura y a los jefes de organismos de inteligencia que dirigieron operaciones de secuestro y ejecuciones clandestinas. No hay que tener, pues, reparo, en vincular su nombre a las viejas fechorías imperialistas.

Obama ha intensificado las operaciones bélicas (son denominadas de ese modo, en este contexto operaciones de saqueo y masacre con presencia militar) en Afganistán; mantiene abierta y funcionando como centro de tortura en territorio usurpado la cárcel de Guantánamo; ha dado apariencia legal al gobierno golpista de Honduras, mantiene en pie los programas de desestabilización contra los gobiernos progresistas de América, y ha dado continuidad al criminal bloqueo contra Cuba.

Es larga la lista de acciones de injerencia y terrorismo de Estado que tienen el sello del gobierno de Obama y comprometen la figura presidencial.

El Barack Obama que visita Brasil y que en los próximos días visitará Chile y El Salvador, es agente de guerra y sometimiento.

El periodista Ernesto Carmona atribuye la visita a Chile al interés por la energía nuclear. “En EEUU existen dudas sobre la eficacia del sistema actual de regulación y control nuclear. Pero Obama encabeza el lobby atómico y su estrategia de imponer convenios de "investigación nuclear" en países satélites, como Chile bajo Piñera, sirve para ablandar la oposición en EEUU ante esta energía”, dijo Carmona en un artículo publicado por la agencia Argenpress.

Quien piensa que Carmona exagera, sólo tiene que constatar que la llegada de Obama a Chile ha sido precedida por la firma de un pacto para el uso de energía nuclear.

En abril 2009, Obama anunció en Trinidad y Tobago una nueva era de relaciones. ¿Qué puede ofrecer hoy, cuando es obvio que no representa el cambio? Cuando la estafa política es evidente, el blanco y el negro son envolturas de la misma condición.

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¿Constituye un elemento de cambio el hecho de que una mano negra y no una mano blanca firmara la orden de bombardear Libia? ¿No tiñen, acaso, a la mano blanca o a la mano negra, el color de la sangre y la mancha del despojo? ¿No es fundamental el saber que ambas sirven a la oligarquía petrolera, armamentista, genocida y saqueadora?

El Obama que acaba de realizar una gira por América Latina es el Obama que ordenó los bombardeos sobre Libia, una misión de saqueo, aunque los halcones digan que se trata de hacer justicia.

Obama visitó el Palacio de La Moneda 38 años después del bombardeo que realizaron militares ultraderechistas dirigidos por la Agencia Central de Inteligencia y orientados por malvados con oficinas en Washington como Henry Kissinger, auspiciadores del atraso político, que utilizan en el intento de perpetuar la desigualdad social.

Además de exigirle pedir perdón al pueblo chileno por el asesinato del presidente Salvador Allende y la interrupción de un proceso de avance político, es preciso demandar que reconozca que ha colaborado con el golpe de Estado en Honduras (junio 2009), y, por supuesto, que disfrazó de visita amistosa una gira realizada para favorecer al complejo militar industrial y para dar apariencia legal al sometimiento.

Hay que interpretar como una burla a este continente el haber ordenado desde Brasil el bombardeo a Libia, cuando el gobierno de Brasil había manifestado su oposición al uso de la fuerza militar en ese caso.

Otra ofensa es la conversión de Chile en centro de experimentación con energía nuclear. ¡No quiere pagar el costo político de utilizar para eso el territorio estadounidense y busca como escenario el Chile gobernado por el ultraderechista Sebastián Piñera!

En El Salvador, Obama aprovecha la escasa formación política del presidente Mauricio Funes y muchos de sus asesores, para presentarse como hermano. Para que Funes no asuma posiciones radicales, busca hacerlo girar a la derecha, tratando de arrastrarlo junto al propio Frente Farabundo Martí.

La gira de Obama por América Latina, es otra actividad imperialista. La definen sus objetivos: afianzar el dominio económico y sustentar el incremento de la presencia militar estadounidense.

No es casual que, al lado de Piñera, Obama se pronunciara contra Cuba. Trata de evitar que se profundice la influencia en el continente de gobiernos que entienden que los recursos naturales de la zona deben usarse para impulsar el desarrollo regional en lugar de mantenerlos al servicio de Estados Unidos.

¿Alguna duda de que estuvo por este continente otro enemigo de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos?

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