lunes, 28 de marzo de 2011

¿Cuán ignorantes son los estadounidenses?

Por Aníbal E. Melo

PROVIDENCE, RI - El futuro de Estados Unidos está en peligro por la ignorancia general de sus ciudadanos. Esta semana, deseo analizar los riesgos que implica esta situación.

Newsweek, revista semanal con base en New York, interrogó a 1,000 estadounidenses con las preguntas del examen oficial para la Ciudadanía. El 38 por ciento no las aprobó. Entre otros, algunos de los resultados del estudio fueron que:

• 29 por ciento no supo el nombre del Vicepresidente.
• 63 por ciento no supo decir qué fue la Guerra Fría.
• 44 por ciento no pudo definir la Declaración de Derechos.
• Y el 6 por ciento ni siquiera pudo decir que día del año se celebra la Independencia de Estados Unidos.

No me malinterpreten, la ignorancia de la "cívica" en este país no es nada nuevo.

Desde los tiempos de Harry Truman, (por cierto, un ex-Presidente) cuando se comenzaron a hacer públicos los resultados de encuestas de este tipo, muchos en el mundo desarrollado, se han sorprendido de las puntuaciones obtenidas por los norteamericanos.

Según estudios, el cambio positivo anual en el conocimiento de cívica por parte de los estadounidenses, desde la Segunda Guerra Mundial, ha sido en promedio un poco menos del 1 por ciento.

Pero el mundo ha cambiado mucho. Y, es cada vez más inhóspito para los ignorantes.

En marzo del 2009, se pidió a los ciudadanos de Gran Bretaña, Dinamarca, Finlandia y Estados Unidos, responder preguntas sobre asuntos internacionales.

Los europeos dieron una paliza a los estadounidenses: 68 por ciento de los daneses, 75 por ciento de los británicos, y 76 por ciento de los finlandeses pudieron, por ejemplo, identificar a los Talibanes.

Sólo el 58 por ciento de los estadounidenses lograron hacer lo mismo, a pesar de que Estados Unidos ha llevado la carga de la guerra contra estos en Afganistán.

Esta es sólo la última de una serie de encuestas que han mostrado cuán a la zaga en cuanto a cultura general, están los norteamericanos respecto de los ciudadanos de otros países del primer mundo.

Uno de los factores es la pobreza. Entre los países del mundo desarrollado, Estados Unidos tiene uno de los más altos niveles de desigualdad social.

A diferencia de Dinamarca, por ejemplo, Norteamérica tiene un montón de pobres sin acceso a una buena educación, así como millones de inmigrantes indocumentados que crean una subclase impedida de poder desarrollarse tanto en el campo económico como en lo intelectual, lo que finalmente afecta al país en general.

Otro factor que agrava la situación, es el sistema descentralizado de educación en Estados Unidos, que es dirigido por los estados.

Otro problema es la adicción de los estadounidenses a la televisión comercial, que, pienso, dedica más atención a asuntos triviales y a chismes políticos que a noticias importantes, fomentando en la población un gran conocimiento en el área de la chismografía y de la farándula, por ejemplo.

Y es que la televisión por cable, encarna la antigua frase "al pueblo Pan y Circo", alocución que describe la práctica de los gobiernos que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad, con criterios politiqueros. (Esta frase proviene de la antigua Roma, donde los Emperadores, para evitar las protestas del pueblo, invitaban a los pobres a funciones circenses y a amplias fiestas, lo que garantizaba la paz de los soberanos, pues quedaba saciada el alma del vulgo.)

Esta frase proviene de la antigua Roma, donde los Emperadores, para evitar las protestas del pueblo, invitaban a los pobres y a los señores a funciones circenses y a amplias fiestas, lo que garantizaba la paz soberana, pues quedaba saciada el alma del vulgo.

Lo que sucede en China, India o Japón, afecta al trabajador automotriz de Detroit.

Lo que sucede en una legislatura estatal y en la Casa Blanca afecta la competencia con China e India.

En el pasado, el país se apoyaba en instituciones fuertes, como los sindicatos, y las escuelas para dar apalancamiento a la clase media. Ya no es así.

La cuestión no es que la gente en el pasado, sabía mucho más y ahora menos, es que su ignorancia era contrarrestada por organizaciones serias. Ahora, al igual que en muchos países del tercer mundo, Estados Unidos está lleno de políticos sin escrúpulos, oportunistas que con tal de mantener el poder, venderían hasta a su madre.

Tenemos una sociedad en la que activistas, de cada extremo del espectro de opiniones, dominan el debate de la televisión por cable y forzan a los líderes políticos a tomar posiciones equivocadas, en el momento equivocado.

El conflicto actual sobre el gasto público ilustra los nuevos peligros de la ignorancia.

Todo economista sabe cómo lidiar con la deuda: Impulsando el ahorro, recortando o eliminando programas sociales no fundamentales; recortando el presupuesto de defensa, y realizando reformas fiscales destinadas a llenar las arcas del Gobierno.

Sin embargo, las encuestas muestran que los votantes no tienen idea de lo que es realmente un Presupuesto.

Una encuesta de opinión dada a conocer el año pasado, encontró que los estadounidenses quieren hacer frente al déficit fiscal mediante la reducción de la ayuda exterior, llevándola de un 27% (nivel que ellos piensan es el monto asignado para esos fines en el Presupuesto), a un 13 por ciento.

Pero, ¡oh sorpresa!

El número real de la ayuda que brinda Estados Unidos al exterior es inferior al 1 por ciento del total del presupuesto.

Una encuesta de CNN de enero de este año, encontró que a pesar de que el 71% de los votantes quieren un Gobierno más pequeño, la gran mayoría se opone a recortes en el Medicare (81 por ciento), a la Seguridad Social (78 por ciento) y al Medicaid (70 por ciento).

De acuerdo con una encuesta de Gallup del año 2009, los norteamericanos, prefieren recortar otras categorías que, en su mundo de fantasía, parecen influir más en el gasto del Gobierno Federal.

No hay ni que decir, que es imposible equilibrar el Presupuesto escuchando las recetas de estas personas.

Pero el juego político, alienta estas aberraciones.

Como resultado, ahora se está discutiendo sobre recortes de gastos a corto plazo que costarían hasta 700,000 empleos, poniendo en peligro la recuperación vacilante de la economía, sin hacer nada para hacer frente a los desafíos fiscales a largo plazo, menoscabando así, la capacidad de Estados Unidos para competir a nivel mundial.

Teniendo en cuenta la historia de este país, es difícil imaginar cambios a corto plazo.

Durante años, los ciudadanos han votado sobre los problemas importantes, ciegos y sin verdadero conocimiento de los temas envueltos. Luego esperan a ver cómo evolucionan los resultados de sus opiniones y se sorprenden cuando son obligados a enfrentar la verdad.

Durante más de dos siglos, los estadounidenses se han salido con la suya sin saber mucho sobre el mundo que les rodea. Pero los tiempos han cambiado, de manera que hace que la ignorancia sea un hándicap para el futuro del país.

El problema, repito, es la ignorancia, no la estupidez.

Los estadounidenses sufren por la falta de información real en lugar de por falta de capacidad. Si eso es una enfermedad tratable o una enfermedad terminal queda por verse.

De lo que estoy seguro, es de que ¡ahora es el momento de iniciar la búsqueda de una cura!

Marzo 25 del 2011

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