sábado, 8 de enero de 2011

EL PAN CHIQUITO EN EL NUEVA YORK PEQUEÑO

PANCARTA
Por Raúl Pérez Peña (Bacho)
columnapancarta@yahoo.com

Tal cual se publicó es esta reproducción: “La Unión de Medianos y Pequeños Industriales de la Harina (UMPIH) anunció este jueves un aumento del precio del pan debido a que alegan que sus costos se han incrementado en un 40 por ciento”.

“Con el aumento, la unidad de pan que ahora cuesta 5 pesos tendrá un nuevo precio de 8 pesos, las unidades de pan de otras dimensiones registrarán un incremento en igual proporción”.

La siguiente es otra cita de la prensa diaria: “Las empresas de transporte de pasajeros hacia el interior y Haití acordaron aumentar desde el próximo martes los pasajes entre un 40 y un 50 por ciento”.

“Representantes de 76 empresas agrupadas en la Asociación Nacional de Empresarios del Transporte (Asetran), determinaron ayer incrementar el pasaje porque los altos costos operacionales los están llevando a la quiebra”.

Se habla de alzas sustanciales en el pan y el transporte, simultáneas con las registradas en el consumo energético y en otras vertientes básicas de la cotidianidad de los dominicanos.

Pero incluya también la pendiente de quiebra de que hablan los panaderos y los transportistas.

Quiebra en abanico y bajo el efecto “dominó”, no importa la construcción de grandes edificios de capital extranjero, así como las lujosas y decenas de torres habitacionales cuyo Wikileaks pondría al desnudo la mega lavandería instalada en este Nueva York pequeño, que también se manifiesta en una “urbe” con una vorágine delincuencial, de las drogas, la criminalidad y los vicios.

Mientras se impuso el sabotaje oficial al justo y legítimo propósito del 4% a la Educación, se anuncia el “estreno” de una nueva línea del Metro.
Las alzas recientes presagian o avisan lo que viene.

Hay una serie de productos de primera necesidad que los más pesimistas les están tomando fotografías para recordarlos en un futuro no lejano. Se trata de especies en extinción, o extinguidas, como pasó con el sancocho de siete carnes.

Hasta el histórico “Yaniqueque”, la pizza de los pobres, tiene un precio por las nubes.

Lo mismo sucede con el casabe combinado con Pica Pica, que escala precios no aptos para pobres. Este tsunami de alzaprecios apenas comienza. Ya veremos el derrotero, si queda pan chiquito.

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