martes, 24 de agosto de 2010

El valor de un senador

NOTA: Con perdón del autor de este artículo, debo señalar que un título más apropiado debió ser “El costo de un legislador”, porque como dice Serrat, no se puede confundir valor y precio.

Por José Antonio Torres (joseatorres1960@hotmail.com)

De El Nacional

En términos políticos y morales, es difícil establecer el valor de un legislador, sin importar el partido al que pertenezca, o si es senador o diputado, pero desde el punto de vista económico si es posible hacerlo.
Cada senador les cuesta a los contribuyentes más de 1 millón de pesos al mes, que, multiplicado por 32, y luego por 12 suman 384 millones de pesos al año. Esta suma equivale al salario mínimo de 48 mil trabajadores productivos.

Estas notas avalan lo que decimos: sueldo básico 125 mil pesos, gastos de representación, 50 mil; hospedaje (casi todos viven en la Capital) 25 mil; dietas 28 mil (ocho sesiones de 3,500 cada mes); el barrilito promedia $400 mil; algunos reciben más, otros menos. De entrada, el promedio es de RD$628 mil pesos cada mes.

Estos chelitos equivalen al salario base de 78 maestros del sector público, al que devengan 50 enfermeras graduadas, 20 médicos generales y 35 agrónomos.

Pero quizás usted no sabía que un senador trabaja un promedio de media hora diaria en el hemiciclo, ya que el tiempo de las sesiones no alcanza las 200 horas al año.

En este artículo hemos sido tímidos en la sumatoria de los emolumentos que reciben nuestros “sacrificados” senadores, porque no hemos incluido el pago del personal de sus oficinas particulares en las provincias, ni en la sede del Congreso.

También, hemos decidido pasar por alto los “cafecitos” que se toman con promotores de proyectos, las dos exoneraciones abiertas que reciben en el período y que en ocasiones su precio en el mercado alcanza el millón de pesos... Pero, con todo, después de estos datos hay que tener buen tupé para reclamar $50 mil pesitos más aumento de sueldo.... Sin importar el argumento.

Los senadores, y en su momento los diputados, reclaman sueldos privilegiados, alegando que tienen que realizar obras sociales en su comunidades, pero ocurre que, entre las funciones que establece la Constitución para los congresistas, no figura el papel de politiqueros ni de dadivosos que pretenden asumir los senadores.

1 comentario:

  1. Este artículo me recuerda a unos insectos muy laboriosos y el lugar donde viven: las abejas y su colmena.

    Recuerdo a mi abuelo Papállano, apicultor, de quien mi hermano Pablo Mustonen, escribió un artículo en este periódico digital. Ël me decía que el hombre debía de aprender de la organización, de lo laborioso de estos insectos.

    Y me hablaba de los zánganos, que sólo servían una vez para fertilizar a la reina, y allí su papel terminaba. Y luego fuera.

    Yo espero el día, que la colmena (en este caso el pueblo) saque a los zánganos (diputados, senadores y políticos y políticas) y los tire a la calle.

    La única diferencia entre zánganos y estos funcionarios y políticos, es que los primeros, por lo menos una vez ayudan para el bienestar de la mayoría.

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galley472@yahoo.com