miércoles, 28 de julio de 2010

Una feria del libro con pancartas y fuera de Washington Heights

Por José Carvajal

No cabe la menor duda de que la IV Feria del Libro Dominicano de Nueva York será utilizada este año como plataforma política. Está dedicada al poeta y activista cultural Jorge Piña, que ahora busca ocupar un escaño de diputado en el exterior.

No tiene nada de malo que Piña aspire al cargo. Tampoco tiene nada de malo que se le dedique la Feria del Libro, aunque creo que hay otros mucho más merecedores de dicho honor. Pienso en el ex comisionado Franklin Gutiérrez, que lleva casi treinta años colaborando gratuitamente con la literatura de la diáspora; otro bien pudo haber sido Viriato Sención, que en 1992 sacudió el mundo literario del país con su exitosa novela “Los que falsificaron la firma de Dios”, escrita y publicada desde Nueva York.

Pero Franklin Gutiérrez ni Viriato Sención están aspirando a cargos públicos, por lo que la feria no le serviría de nada. A Piña le serviría por lo menos para hacer una campaña soterrada de su candidatura a diputado y para reafirmar su apoyo al aspirante presidencial peledeísta Danilo Medina.

Es sólo una forma de utilizar con fines partidistas la cultura. Piña ya hizo públicas las razones que lo llevan a darle su apoyo a Medina: “Es mi compueblano, de San Juan de la Maguana”, dijo en un breve discurso pronunciado recientemente en el Malcom X Center, en el alto Manhattan.

Para Piña, Medina es además “un hombre sincero, de dignidad y de palabra y de una familia honorable y trabajadora. Es un estratega político, un hombre de partido, de visión global y con una misión de transformación, sin precedentes, de la sociedad y la política dominicana actual. Danilo Medina es un hombre comprometido con los mejores intereses de la nación dominicana propia y de la gran nación dominicana en el exterior. Esa es mi convicción”.

Yo, que vivo felizmente en el laberinto de los tontos, no conocía esa pasión de Piña por la política. Tampoco entiendo adónde se mete la intelectualidad de un hombre de Letras, en este caso la del flamante fundador del Movimiento Internacional de Metapoesía, cuando decide apoyar a un político poniendo en primer orden el hecho de que sea sólo su compueblano. Pero Piña es libre de hacer lo que quiera.

Sin embargo, los que no deben de ser libres de hacer lo que quieran son los organizadores de la Feria del Libro Dominicano de Nueva York. Creo que ya fue suficiente con el mal paso de trasladar la feria a las instalaciones de City College y que se haya dejado a Washington Heights sin su gloriosa fiesta del libro. Este año será del 30 de septiembre al 3 de octubre.

Hace poco hice algunas preguntas al comisionado de cultura Carlos Sánchez en relación con el traslado de la feria a City College y su dedicatoria a Jorge Piña. Estoy esperando respuestas a pesar de que alguien ya me advirtió que Sánchez es algo resbaladizo. Yo creo que es un hombre honorable; que cumplirá su palabra de responder.
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domingo, 25 de julio de 2010

Hipólito Mejía: como el ave fénix

Por Luis R. Decamps R.

Cuando el ingeniero Hipólito Mejía abandonó el Palacio Nacional en agosto de 2004, tras encabezar una gestión gubernamental cuya imagen había sido brutalmente estropeada por la crisis financiera que estalló en el país a mediados del año anterior a resultas de varios fraudes bancarios colosales, era generalizada la creencia de que su carrera política estaba en los estertores postreros.

En efecto, aunque los dos primeros años de su gobierno fueron bastante bien valorados (hasta el punto de que el PRD barrió a sus adversarios en las elecciones congresuales y municipales de 2002) y, además, había encarado la debacle bancaria con valentía y responsabilidad inusitadas (salvando los ahorros de muchos dominicanos y evitándole a la nación una hecatombe financiera tipo “dominó”), la mayoría de los ciudadanos, con los bolsillos y los estómagos todavía estragados por la crisis, a la sazón abominaba de Mejía.

En el marco de ese proceso de menoscabo de su nombradía pública (que colmaba su cotidianidad de incertidumbres y era nuncio de negros presagios para su futuro político) fue que Mejía, aún siendo la figura predominante del PRD y su más autorizado interlocutor hacia afuera, con singular discreción respecto de la coyuntura decidió apoyar en 2005 al ingeniero Ramón Alburquerque para que ocupara la presidencia de la entidad y, luego, al ingeniero Miguel Vargas para que ostentara en 2008 la candidatura presidencial (impugnando en los hechos la opción, estratégicamente más riesgosa para sus planes de protagonismo en el porvenir inmediato, que encarnaba la doctora Milagros Ortiz Bosch).

El ingeniero Alburquerque, sin dudas uno de los políticos dominicanos de cabeza mejor “amueblada”, en principio desempeñó la máxima autoridad del PRD con gran tino y criterio unitario, pero luego aparentemente se fue dejando ganar por los cantos de sirena de las aspiraciones presidenciales y, virtualmente tirando por la borda el excelente perfil de ejecutivo público que se había creado, asumió un estilo de dirección casi totalitario que lo encaró con gran parte de los líderes menores y mayores de la organización política.

Por su lado, el ingeniero Miguel Vargas, paralelamente a la creciente pérdida de apoyatura del mandato directivo de Alburquerque (y al influjo del ascenso de su estrella política por el impresionante desempeño que tuvo en las elecciones nacionales de 2008), emergió como el exponente de un nuevo y fuerte liderazgo dentro y fuera del PRD, y como era de esperarse (por aquello de que dos “dirigentes centrales” no pueden ocupar el mismo lugar en el “espacio vital” partidista) a la postre terminó colisionando exitosamente con el ingeniero Mejía y, en bastantes sentidos, arrinconándolo políticamente durante un tiempo.

La imagen de Mejía, empero, por lo menos desde principios del año 2009 (cuando el tratamiento que las grandes potencias del mundo le dieron a la crisis financiera internacional terminó de convencer hasta a sus más enconados contradictores de que él hizo lo correcto en el año 2003) había empezado a “limpiarse”, y aunque en aquel momento su liderazgo no parecía lo suficientemente “potable” como para desafiar en las estructuras partidarias al ingeniero Vargas (cuya ascendencia interna lucía imbatible y ya era reconocido como interlocutor válido por el gobierno y los “poderes fácticos” del país), mucha gente empezó a pensar seriamente en él como figura política y a considerarlo necesario en cualquier estrategia de búsqueda del poder por parte del PRD.

El resurgimiento político de Mejía ya estaba firmemente en marcha a mediados de 2009, cuando su sector partidista decidió asumir perfiles públicos definidos y él aceleró su activismo dentro del PRD (con un estilo aún campechano -pero menos estridente que el que lo caracterizó en el pasado- empezó a tener una presencia cada vez más constructiva en los medios de comunicación), y tomó cuerpo definitivo con el excelente mensaje navideño que dirigió al país en diciembre: todo empezó a salirle bien, y era evidente que el hombre no sólo sabía en lo que andaba sino que estaba permitiendo que sus pasos políticos fundamentales fueran informados adecuadamente por expertos en medios y conocedores del ambiente nacional.

(El olfato político de Mejía seguramente le había indicado que, como advirtieron en su momento algunos observadores, la decisión del ingeniero Vargas de asumir la presidencia del PRD era -sin que carecieran de racionalidad los criterios de legitimación que se esgrimieron pública y privadamente alrededor de ella- una “táctica de ruleta rusa”, sobre todo porque implicaba hacerse cargo de la conducción partidaria de frente a un proceso electoral de término medio que implicaría no sólo manejar los resabios -y echar azúcar o sal en las heridas internas- sino también asumir la responsabilidad política de la victoria o la derrota de la organización en el mismo).

Ya es una verdad indiscutible que Hipólito Mejía, al margen de cualquier simpatía o antipatía que se sienta por él, está rehabilitado como político con vocación de poder (lo ayudaron la verdad histórica, los desaciertos del gobierno del PLD, su espíritu de trabajo y, paradójicamente, sus adversarios internos), y eso no es sólo cierto porque lo ha dicho una encuesta de la Gallup (la menos sospechosa y desatinada de las empresas dominicanas de su tipo) sino también, y esencialmente, porque se percibe en la sociedad dominicana: la mayoría de la gente sensata del país, analizando ahora retrospectivamente sus “atípicos” giros personales o sus yerros gubernativos, declara entender muchas de sus reprochadas actuaciones de entonces y, en consecuencia, empieza a hablar bien de aquel hombre que hace sólo un par de años era objeto de los más enconados cuestionamientos.

Por supuesto, lo verdaderamente pintoresco de ese novedoso fenómeno de la política nacional ha sido la respuesta de los contradictores de Mejía: unos se han contentado con invocar fantasmas del pasado más lejano (rememorando los momentos críticos de su gobierno y de su estilo personal de manejarse en público) olvidándose de que estamos ya cronológicamente a una generación de distancia de ellos, y otros se han remitido a un pretérito más cercano (evocado cifras de apoyo y de rechazo que ya pueden no responder a los hechos porque después de las elecciones recientes hay nuevas realidades y percepciones) en un increíble ejercicio de reafirmación de “pifias” que dista mucho de la racionalidad y la inteligencia… Es obvio que, para poner un simple ejemplo entre muchos posibles, el regreso al poder de Balaguer en 1986 (superando las constantes referencias perredeistas a los espíritus del ayer) no les enseñó gran cosa.

La verdad monda y lironda es que, mientras sus antagonistas siguen “cociéndose” en su propia salsa, Hipólito Mejía, como el ave Fénix, se está levantando espectacularmente de sus propias cenizas, y la altura final de su vuelo político probablemente dependerá, más que de su trabajo proselitista (porque nadie es más conocido que él en el país), de cómo sus adversarios perredeístas terminen “toreando” los errores de la víspera y del sesgo que tome la situación política nacional en los próximos meses… Mejía está demostrando que es un “político de raza”, y su “reciclaje” definitivo, como ha acontecido siempre en América Latina con los líderes de su estirpe, ya sólo parece cuestión de tiempo.
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lunes, 19 de julio de 2010

Seguridad con las ventanas

Jordan Coriza
Department of Public Health
Jordan es el Director of Ethnic Media Engagement del departamento

Debido al calor sofocante que ha estado haciendo, es común que la gente mantenga las ventanas abiertas para aliviarse un poco de las temperaturas y de la humedad. Sin embargo, es importante seguir las instrucciones a continuación para evitar las caídas de las ventanas. Las caídas de ventanas son la tercera causa de lesión mortal en el Estado y la causa principal de hospitalizaciones y visitas a salas de urgencias relacionadas con lesiones.

La mayoría de las caídas se puede prevenir siguiendo estas simples instrucciones:
• Vigile a los niños de cerca. Recuerde que las mallas o mosquiteros no evitan las caídas de ventanas.
• Póngales el seguro o traba a todas las ventanas que estén cerradas.
• Aleje los muebles (incluso camas) de las ventanas.
• Abra las ventanas corredizas de arriba hacia abajo, no de abajo hacia arriba;
• Ponga rejas portátiles de protección en las ventanas –las puede encontrar en casi todas las ferreterías.

Para obtener más información sobre la prevención de caídas de ventanas, especialmente para la gente mayor y para los niños, diríjase a la página web de la oficina de prevención de lesiones.
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domingo, 18 de julio de 2010

Washington sigue teniendo problemas con la democracia en América Latina

Por Mark Weisbrot
Codirector del Center for Economic and Policy Research (CEPR), en Washington, D.C.

Imagínese que Barack Obama, al subir a su puesto en enero de 2009, hubiese decidido cumplir con la promesa que hizo durante la campaña electoral de "terminar con la manera rutinaria de hacer la política en Washington para que podamos crear cambio auténtico." Imagínese si él hubiese rechazado a los arquitectos de las políticas pro-Wall Street que han llevado al derrumbe económico, tal como a Larry Summers, Tim Geithner y la cuadra de ex-empleados de Goldman Sachs que dirigen el Departamento de la Tesorería de los Estados Unidos, y en cambio, hubiese nombrado a los economistas ganadores del Premio Nobel, Paul Krugman y Joseph Stiglitz a puestos claves, incluyendo el presidente de la Reserva Federal.

En vez de Hillary Clinton, quien perdió la primaria presidencial por su apoyo implacable a la Guerra en Irak, imagínese que él hubiese elegido al Senador Russ Feingold para el puesto de Secretario del Estado, o alguien interesado en cumplir con el deseo popular de salir de Afganistán. Imagínese una ley de reforma al sistema de salud verdadera, en vez de una reforma al sistema de seguros médicos, que no le entregue el poder de veto a las organizaciones de cabildeo de seguros y compañías farmacéuticas.

Va sin tener que decir que el Presidente Obama sería demonizado por los medios de información. La hostilidad de los fanfarrones de la derecha como Glenn Beck y Rush Limbaugh sería igualada por fuentes de información más establecidas, que entonces acusarían al presidente de polarizar a la nación y de "peligrosa demagogia." Con casi todas las instituciones y los medios del establecimiento en contra de él, Obama seguramente enfrentaría una batalla constante para la sobrevivencia política -aunque también podría triunfar con el llamado y apoyo a las mayorías del la población.

Esto fue lo que le pasó a varios presidentes que se encuentran a la izquierda del centro, políticamente, en América Latina. En Ecuador, el Presidente Rafael Correa fue re-elegido por un gran margen en 2009, a pesar de la fuerte oposición de los medios de información dentro del país. En Bolivia, Evo Morales ha traído estabilidad y crecimiento record a un país que tenía, como tradición, gobiernos que duraban no más de un año -a pesar de la hostilidad de los medios en el hemisferio y la implacable y a veces violenta oposición de la elite tradicional de Bolivia. Y el Presidente Chávez sobrevivió un golpe de Estado apoyado por Estados Unidos, y otros esfuerzos para lograr derrumbar su gobierno, ganando tres elecciones, con un margen cada vez más alto que el anterior.

Todos estos presidentes enfrentaron oligarquías arraigadas y lucharon fuertemente para cumplir con sus promesas. Morales, el primer presidente indígena en un país con una mayoría indígena, re-nacionalizó la industria de los hidrocarburos (mayoritariamente el gas natural) y creó nuevos trabajos a través de las inversiones públicas. También logró que se aprobara una nueva Constitución en el país. Correa duplicó los gastos públicos en salud y canceló $3.2 mil millones de deudas internacionales que fueron consideradas ilegítimas. Chávez redujo la pobreza por la mitad y la pobreza extrema por un 70 porciento después de tomar control de la industria petrolera del país.

Estos presidentes enfrentaron otros obstáculos que Obama no podría haber enfrentado: tuvieron que pelear contra el país más poderoso del mundo para cumplir con sus promesas. Esto también es verdad para el Presidente Néstor Kirchner en Argentina (2003-2007), que tuvo que luchar en contra del Fondo Monetario Internacional, dominado por Estados Unidos, para poder implementar las políticas que hicieron de Argentina la nación con el crecimiento más rápido en el hemisferio por seis años.

Por supuesto, Hugo Chávez ha sido el más demonizado en los medios de Estados Unidos -pero no es por lo que él ha dicho o hecho, sino porque él está sentado sobre 500 mil millones de barriles de petróleo.

Todos estos líderes -incluyendo el Presidente Lula da Silva en Brasil- tenían esperanzas de que el Presidente Obama buscara implementar una política más inteligente hacia América Latina, pero esto aún no ha pasado. Parece que Washington, que estaba muy cómodo con la presencia de la oligarquía y los dictadores que manejaron la política de la región por décadas, todavía tiene problemas con la democracia en su antiguo "patio trasero."
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Entre Leonel y Obama, la abyección

Por Lilliam Oviedo

El reciente encuentro entre Leonel Fernández y Barack Obama, fue convocado con el objetivo de presentar como proyectos de colaboración los planes de adaptar a las exigencias del modelo de dominación los mecanismos de injerencia. De paso, se trató de reafirmar el compromiso de Fernández con la aplicación de la política imperialista en la región.

Obama trazó las líneas maestras y dejó para la reunión con la secretaria de Estado Hillary Clinton los detalles específicos.

En un reconocimiento al servilismo, dijo que Fernández jugó un papel importante en la solución de la crisis política en Honduras. En realidad, el presidente dominicano colaboró en el cumplimiento del compromiso contraído por Barack Obama con la ultraderecha aún predominante en el poder estadounidense.

Influyentes legisladores republicanos, encabezados por el senador de Carolina del Sur, Jim DeMint, bloquearon el nombramiento de Arturo Valenzuela debido a que la Casa Blanca no apoyaba las elecciones de noviembre en Honduras. Tras cambiar de posición, Obama trazó la misma línea a gobernantes serviles de América Latina. Fernández obedeció, por supuesto.

Conferencias, declaraciones, numerosas fotos y todo el ceremonial de rigor, constituyeron el marco en el cual Leonel Fernández se presentó como compromisario de todo aquello que la Administración Obama, con la influencia de los Clinton y marcada por la política de guerra heredada y rediseñada, está impulsando: el reconocimiento del gobierno golpista de Honduras, y el protagonismo de Estados Unidos en Haití (los medios destacan la ayuda material, pero no señalan que, tan rápidamente como llegó Leonel a Haití en enero, llegaron los militares yanquis, como si hubieran sido enviados por la misma fuerza).

Fernández impulsa el fortalecimiento del control de los organismos de seguridad y de inteligencia de la región por el Comando Sur y la Agencia de Seguridad Nacional USA. Por eso, habla de narcotráfico y delincuencia en los mismos términos que Obama. Es la parte más importante de su misión... Así se define un lacayo.
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Entre la añoranza y el sin deseo de llegar

Entre usted y yo
Por Rafael Calderón

NEW YORK. Vivir por aquí es escindirse entre la añoranza y el rechazo, entre el querer ir y el sin deseo de llegar a mi República Dominicana.

Ahhh... la añoranza por lo que quedó allá, que es mucho y muy valioso, por tratarse de familiares y amistades; siempre quiero ir a estar con ellos. Ufff... el rechazo a lo que ofrece un sistema político podrido, totalmente corrompido, me deja sin deseo de llegar.

¡Qué batalla tan fuerte la que sostienen mis sentimientos opuestos! Qué difícil hace la vida por aquí el brutal enfrentamiento entre el corazón y la razón. El corazón hala con fuerza desde Santo Domingo y la razón me abraza con la misma fuerza en el Bronx. Aayy… ¡Cuánta gente de la diáspora en la misma situación! Conozco a tantos y tantas, y nadie me dice cómo resolver el problema de manera satisfactoria.

Muchos de los que optaron por la ciudadanía de Estados Unidos, paradójicamente, hablan con más orgullo que nunca de su nacionalidad dominicana. Y difícilmente dirigen sus pasos vacacionales a un lugar distinto a la tierra donde Trujillo y Balaguer hicieron metástasis y la Raza Inmortal es un mito. Hacia allá van todos los años, cargados de alegrías e ilusiones para regresar con tristezas y desilusiones.

“Ese país no hay quien lo aguante… bebí ma’ romo quel carajo… la delincuencia está acabando… hay bancas, discotecas y colmadones a dos por chele… los apagones y la falta de agua están peor que nunca… Di una gozá en un resort… vine to’ pica’o de los mosquitos… merengue de calle y la bachata por un tubo… todo está carísimo; no sé cómo la gente resuelve. Llevé mil y pico de dólares y a la semana no tenía un chele… si no hubiera sido vivo, me quitan este reloj, a la 12 del día, en la 27… cuando vuelva es pa’ un resort y de ahí no salgo”. Es más o menos lo que cuentan los viajeros.

Tengo mis propias experiencias en ese sentido. Disfruto a más no poder los abrazos con mi gente, pero ya perdí la costumbre de andar tocando el miedo en las calles; increíble la transformación que he sufrido en este sentido en cuatro años por aquí.

Vivo sopesando, comparando entre ser un forastero permanente por aquí o el dominicano de siempre allá. Los pros y los contras son muchos.

Aquí, con sus peligros de gran ciudad, en la selva de cemento vivo con agua y luz, y transporte organizado, servicios que no distinguen a propios y extraños. Allá viviría en el pequeño territorio más rico del mundo, lo tiene todo en 48 mil kilómetros, mas los servicios son discriminatorios y el transporte sólo es bueno para los que tienen franqueadores. Me digo que esas son tonterías…

Aquí todos saben que soy extranjero, con derechos limitados, pero vivo confiado en que -si tengo la razón- puedo ganar cualquier batalla judicial. Allá nadie podría tildarme de foráneo, pero viviría como un paria de la casta gobernante, a merced de la delincuencia creciente, sin garantía mínima de derechos, porque éstos sólo son garantizados a quienes tienen padrinos fuertes en el gobierno. Esto lo veo como algo muy serio.

Por aquí vivo anónimamente libre; allá, relativamente conocido, estaría punto menos que obligado a comprometerme con la apariencia, porque en mi querido batey desde hace unos pocos años la percepción es más importante que la realidad.

Quiero a mi familia y amistades, siento la necesidad de estar con ellos y me obligan a pensar en regresar. Abomino, me repugna, el padrino político obligatorio; rechazo el sistema que hace de los depredadores del estado los árbitros de la “justicia” dominicana. ¿Qué le parece? No es fácil el dilema, y no me consuela que en mi situación hay centenares de miles de dominicanos en el extranjero.

Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade de la República Dominicana.
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viernes, 16 de julio de 2010

Fallece luchador antitrujillista y dirigente del PRD en el exilio

Pedro Alfonso Nadal Ureña será sepultado mañana viernes, en Santiago.

Falleció anoche en Santiago de los Caballeros, Pedro Alfonso Nadal Ureña, (Cocoliso); quien en el exilio se destacó por su ardua lucha en contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

Nadal Ureña, tuvo activa participación en la organización de la seccional del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en Nueva York, así como de otras instancias e instituciones laborales y democráticas opuestas al régimen.

Cocoliso Nadal fue visto en innúmeros piquetes y en actividades que denunciaban ante organismos internacionales y locales la visita o presencia de los representantes diplomáticos del tirano Trujillo.

Tras varias décadas, Nadal regresó al país el 5 de julio de 1961, como parte de la comisión oficial del PRD que en aquella ocasión encabezara el doctor Ángel Miolán. En principios se estableció en Santo Domingo, y años más tarde se fue a residir a Santiago de los Caballeros, ciudad natal de su esposa doña Olga Castellanos, con quien procreó dos hijos, Kirssis y Freddy Francisco Nadal Castellanos.

Entre sus deudos figuran sus hermanos Orlando Nadal Ureña y Vinicio Mota Ureña. Las honras fúnebres se realizarán este viernes al medio día, en el cementerio de la urbe Cibaeña.
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