domingo, 23 de mayo de 2010

Saber dirigir para ganar

Atisbando
Por Bonaparte Gautreaux Piñeyro

En política hay que tener objetivos, desarrollar acciones que permitan que el triunfo se logre con talento, astucia, fuerzas unidas, participación sin exclusión y el oído atento para escuchar a quienes tienen la honestidad de no estar de acuerdo.

El primer paso es lograr la unidad de acción para buscar el objetivo común: triunfar.

El más grande filósofo de la guerra, el Maestro Sun Tzu estudia cinco elementos fundamentales: el camino, el clima, el terreno, el líder y la disciplina.

El camino: inducir al pueblo a seguir el trazado por el dirigente. El clima implica el conocimiento del terreno donde se actuará.

La autoridad: dice el Maestro, “es una cuestión de inteligencia, honradez, valor y severidad. La inteligencia es la capacidad de planificar y saber cuándo es preciso hacer cambios”.

La disciplina es organización, cadena de mando y logística, dentro del postulado que reza: “el que me amenaza de buena forma es mi jefe, el que me amenaza de manera cruel es mi enemigo”.

“Es preciso golpear los puntos flacos del enemigo, atacar donde no haya defensa, donde no haya ataque. Ganan, los que saben cuándo luchar y cuándo no.

“Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás pero te conoces a ti mismo, perderás una y ganarás otra, si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla. “Las victorias de los buenos guerreros no son casualidades, son debidas a haberse situado previamente en posición de poder ganar con seguridad, imponiéndose sobre los que ya han perdido de antemano.

“Los buenos guerreros toman posición en un terreno en el que no pueden perder, y no pasan por alto las condiciones que hacen a su adversario proclive a la derrota. Si no puedes ser fuerte ni tampoco sabes ser débil, serás derrotado”.

No es momento de lamentaciones, no se actuó debidamente ni con planes claros, con imposiciones e irrespeto a derechos adquiridos, ceguera, sordera, se actuó con anteojeras y sin señalarle al enemigo sus muchas faltas.

A la batalla se va con las armas debidas, si no se observan las señales del tiempo, si carecemos de argumentos para golpear los puntos débiles del enemigo, mal podemos producir un cambio.

Defender la derrota es de perdedores de mirada corta y entendimiento tardo.

Miguel Vargas y su equipo, deben dar paso a un equipo que dirija al Partido Revolucionario Dominicano de manera equilibrada, respetuosa y justa. Que dejen correr las aguas libremente. No se pide más.

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