sábado, 9 de enero de 2010

EL FANTASMA DE AGOSTO

Por Juan TH

¿Llegarán los dominicanos a conocer hasta qué punto están las autoridades de alto vuelo involucradas en el escándalo Figuereo Agosto, hasta donde en los corrillos del Palacio Nacional y otras esferas del gobierno alcanza el pus?

El prófugo Figuereo Agosto no llamó a la Z-101 para hablar sobre la acusación de narcotráfico que le hacen las autoridades; ni para esclarecer la misteriosa desaparición de Sobeida; si está viva o muerta. Llamó para proteger y/o encubrir a sus socios civiles y militares del gobierno.

El aumento desproporcionado de los combustibles durante el feriado de año nuevo tenía como propósito desviar la atención de la población; hacer que cambiáramos la mirada, sacar de los medios de comunicación el caso de Figuereo Agosto, Sobeida, las Peláez, el coronel asesinado González González, etc., debido a los matices que estaba adquiriendo. Agosto es un fantasma que recorre los pasillos del Palacio Nacional, de la Policía y las Fuerzas Armadas.

Los hermanos Carlos Manuel y José Manuel Benítez, acusados de estafar con más 110 millones de dólares al gobierno de Estados Unidos, también escaparon misteriosamente dejando sus millonarias inversiones. Sólo en Higuey tenían 38 propiedades turísticas. Es un secreto a voces que sus socios eran funcionarios importantes del gobierno. Con la fuerza y la rapidez del rayo el caso fue sacado de los medios de comunicación. Uno de los hijos de los Benítez entró al país por el aeropuerto Las Américas para “aclarar” con los socios de sus parientes los negocios. Las inversiones de los hermanos Benítez están resguardadas y protegidas en nuestro país.

Del caso del secuestro del joven Eduardo Baldera Gómez ya nadie habla. La policía asesinó a William Batista Checho y Cecilio Díaz, desapareció a dos más acusados de participar en el secuestro. Los oficiales acusados de las muertes están en libertad.

Alrededor del asesinato de siete personas en Ojo de Agua, Baní, mejor conocido como “el caso Paya”, los verdaderos responsables no están presos. Hablamos de mil 500 kilos de cocaína y 15 millones de dólares. Nadie sabe dónde está la droga, ni donde está el dinero. Desaparecieron como por arte de magia. Sin embargo hay 27 imputados sin que a ninguno se le haya ocupado un dólar ni una onza de la droga. Los ocho kilos colocados en el expediente no pertenecen a Paya. A los siete muertos de Paya hay que sumarle otros que tendrán que salir a la luz durante el juicio de fondo. Es difícil que los jefes de la operación terminen en la cárcel.

El señor Figuereo Agosto logró conectarse muy bien con altos funcionarios civiles y militares de la actual administración. ¿Quién en su sano juicio puede creer que dos coroneles son culpables de todo el entramado de complicidad que rodea al narcotraficante puertorriqueño? ¿Por qué nadie cita a los civiles? ¿Por qué no muestran los videos “lascivos y concupiscentes” que tiene el ministerio público? ¿Por qué no dicen quienes aparecen en esos videos? ¿Por qué no citan a los socios de Agosto con oficinas en el Palacio Nacional y otras áreas del gobierno?

Como un escándalo sustituye a otro escándalo, pronto vendrá otro, ya sea de narcotráfico o de corrupción. Alicia Ortega reúne pruebas de corrupción sobre el asfaltado de calles y carreteras. También mostrará documentos que probaran que un secretario de Estado, que a su vez es un recaudador, se asignó -a sí mismo- más de tres mil millones de pesos. Nuria Piera, que no se queda atrás, traerá lo suyo. Porque si en algo no se queda atrás este gobierno es en escándalos de corrupción, narcotráfico y otras “indelicadezas”. A este gobierno por donde quiera que lo toquen brota a borbotones el pus y la inmundicia. Y nada pasa ni pasará. El Ministerio Público está atado de pies y manos por el Poder Ejecutivo. Los niveles de complicidad con el delito y el crimen del bajo mundo no tienen precedentes. Ningún caso de corrupción o narcotráfico que involucre altos funcionarios civiles y militares tendrá solución.

Enero 9, 2010



1 comentario:

  1. Aunque a muchos le suene algo duro lo que el periodista Juan T H dice, es la verdad. Aquí nadie nunca se ha puesto los pantalones para declarar la verdad al ''desnudo''. Estoy de acuerdo en lo que dice Juan. Ahora falta que aparezca un sátrapa que atente contra su vida (la del periodista)por decir la verdad, ya que la verdad aquí, cuesta sangre y muerte. Pa Lante Juan, y que Dios lo proteja.

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