martes, 22 de diciembre de 2009

En defensa de la letra Ñ

Autor desconocido por mí

En el idioma español,
la eñe es muy importante,
y en todo ordenador
debe ser una constante.

Tan importante es la eñe
que sin ella yo no sueño,
y sin que te parezca extraño
no me estriño y sí, me baño,

Imagínense a las madres
Sin servicio de pañales
Y al soldado en su estación
si le falta un buen cañón.

Aunque sin eñe no hay daño,
resultaría dañino,
que nos faltara el empeño
y no existiera el cariño.

Para una linda española
no habría una piel de armiño.
Tampoco habría cabañas
para albergar a los niños.

Sin eñe yo no te riño,
y los viejos no se tiñen,
no te daría un regaño
y me sentiría triste
al decirte que te extraño.

Sin sonido de zampoñas,
sin beber un vino añejo
en una peña criolla,
¿qué gracia tiene el festejo?

¿Acaso habría buñuelos
o churros para la niña
como los hacía el abuelo
con sus trocitos de piña?

No existiría el otoño
sin la eñe en nuestras letras;
ni tampoco habría moño,
donde prender las peinetas.

Parecía muy extraño
que Bill Gates no la pusiera,
y quedó como un tacaño
¡cómo si tan caro fuera!

Bueno, basta de regaños,
porque ya me vino el sueño
y aunque pongo mucho empeño
los ojos me hacen extraños.

Termino pidiendo a todos
los que hablan español,
defiendan la EÑE. . . ¡Coño!
y el idioma será mejor.



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