martes, 1 de septiembre de 2009

Lecciones de vida - I

Dr. Randy Pausch y familia

Amo el fútbol. Puedo decir que me ayudó a ser quien soy. No alcancé la National Football League (Liga Nacional de Fútbol, en español), como había soñado desde niño, pero a veces pienso que obtuve más persiguiendo ese sueño y no alcanzándolo, que lo logrado con los otros muchos sueños que he alcanzado.

Mi romance con el fútbol comenzó cuando a los nueve años mi padre me llevó casi a rastras a anotarme en una liga. Era el más pequeño de los muchachos y también el más medroso. Mi miedo se convirtió en asombro cuando vi por primera vez a nuestro coach, Jim Graham, un gigante de 6 pies 4 pulgadas. Coach Graham era lo que se puede decir de la vieja escuela. Para él no había nada más importante que dominar los fundamentos del juego y practicar hasta quedar completamente extenuado.

Coach Graham a menudo era duro conmigo. Recuerdo una práctica en particular. “Lo estás haciendo todo mal, Pausch. ¡Repítelo otra vez!”. Me esforzaba en hacer lo que quería, pero no era suficiente. “¡Me debes, Pausch! Debes hacer lagartijas después de la práctica”.

Cuando por fin fui dejado libre, uno de los asistentes del coach Graham se acercó a mi y me dijo con simpatía: “El coach Graham te corrió bien hoy, ¿eh?”. A duras penas pude musitar un “si”. “Eso es bueno”, me dijo el asistente. “Cuando estás cometiendo errores y nadie te dice nada, eso significa que han perdido todas las esperanzas en ti”.

Esa lección se quedó grabada en mí para toda la vida. Cuando haces algo mal y nadie se molesta en decirte nada, es una mala señal. Aun cuando no quieras oírlo, tus críticos a menudo te están diciendo que te aman, que tu suerte les importa, y que para ellos es importante tu superación.

Fragmento del libro “The Last Lecture” (La última cátedra, en español), del Dr. Randy Pausch. Es éste un testimonio para sus tres pequeños niños, derivado de una última cátedra que diera el autor en Carnegie Mellon University, donde era profesor, al conocer que debido al cáncer pancreático incurable de que padecía sólo le quedaban meses de vida.

Adaptado del inglés al español por Isaías Medina-Ferreira.

NOTA : El profesor Randy Pausch murió el viernes día 25 de julio de 2008 a los 47 años de edad

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