jueves, 21 de mayo de 2009

El periodismo agridulce de Antonio Espinal



Por Jose Carvajal

http://www.josecarvajal.com/


Antonio Espinal dice que ha puesto en una esquina el periodismo tradicional para dedicarse a una empresa de desarrollo, hospedaje y mantenimiento de websites para pequeños negocios e iglesias, incluyendo radio y televisión por Internet.

Es el mismo Antonio Espinal que aparece mencionado en varios artículos de Orlando Martínez, en abril de 1974. Sólo que entonces era un imberbe reportero que se atrevió a denunciar el secuestro y venta de muchachas de provincias que eran obligadas a prostituirse en los populares burdeles de Herminia y Nancy, en la capital dominicana.

Las consecuencias fueron graves, porque en eso estaban involucrados jefes de la Policía Nacional. De modo que Espinal fue víctima de atentados, estuvo hospitalizado por palizas y fue blanco de una campaña de descrédito montada por las mismas autoridades.

Era el apogeo de los llamados Doce Años de Joaquín Balaguer, un período de crímenes políticos del que no salió vivo Orlando Martínez, uno de los defensores de Espinal.

"Por primera vez revelo aquí que estoy vivo gracias a que el General (Neit) Nivar Seijas me dio protección", me dice Espinal desde Reading, una ciudad de Pensilvania. Allí compró una casa luego de conocer en Nueva York a una mujer de Moca, con la cual se casó y ahora tienen dos hijos (Antonio Jr. y Aaron) que por alguna razón el padre prefiere llamarlos "príncipes".

—Al cabo de 35 años, ¿qué recuerdas de aquellos reportajes sobre la prostitución en los años setenta?

Antonio Espinal: Yo comencé a ejercer el periodismo en los primeros años de la adolescencia, con un periódico estudiantil que circulaba en los liceos secundarios de la línea noroeste. El periódico se hizo muy popular, por lo que me arrestaron varias veces durante la Era de Balaguer. El Nacional me contrató como corresponsal y luego me llevó para la capital. Investigué que muchas muchachas eran secuestradas y compradas en las provincias, para mantenerlas prácticamente encarceladas en los prostíbulos, algunos de los cuales hasta tenían rejas. Los reportajes que escribí trataban sobre quienes controlaban el negocio de la prostitución y Jefes de la Policía Nacional que los protegían. Esos mismos jefes fueron los que mandaron a matarme y trataron en otras ocasiones de hacerlo.

Pero Antonio Espinal salió vivo de Santo Domingo. Un día abordó un avión y llegó a Estados Unidos, donde apostó de nuevo al periodismo. La experiencia lo llevó a ocupar puestos relevantes que hoy recuerda con una mezcla de agrado y desaliento.

—¿Cuál ha sido tu experiencia más amarga como periodista?

Antonio Espinal: Cuando me contrataron como Editor Metropolitano de Noticias del Mundo, en Nueva York, luché y conseguí colocar ese diario en primer lugar, en relación al Diario La Prensa, según un estudio que hizo la Revista de Periodismo de la Universidad de Columbia. Y como había vislumbrado el papel que asumiría Internet en los medios de comunicación, quise adaptarlo para esos retos. Pero el entonces Director General José Cardinali, lo vio como un peligro para su puesto, porque se oponía a todo cambio. Por eso luchó y logró que me despidieran. Cuando los dueños vieron que el periódico tocaba fondo, trataron de que yo volviera, pero no quise. Eso fue una experiencia muy amarga que me alejó bastante del periodismo tradicional. Aunque me sirvió de bien, porque continué avanzando con Internet y los medios electrónicos y hoy estoy al frente de una compañía que ofrece servicios de Internet (www.itswebsites.com).

—Sabemos que el periodismo ya no es lo que era, ¿en qué crees que ha cambiado el oficio? ¿Crees que es una profesión en peligro de extinción?

Antonio Espinal: El periodismo no va a desaparecer. Pero los periodistas tienen que reinventar su profesión adaptándola a los nuevos retos de la comunicación electrónica. Internet está asumiendo el control de todos los medios de comunicación. Por eso, miles de periódicos están colocando su contenido en la Web, porque están conscientes de que la industria debe adaptarse a los cambios que están produciéndose en las comunicaciones. Muchos lo hacen con rabia, porque sus editores odian los cambios. Yo me di cuenta de eso en la década de 1980. Aprovechando el apoyo económico de Noticias del Mundo, donde era Editor Metropolitano, participé en muchos seminarios y conferencias e hice cursos sobre Internet. Quise adaptar eso a Noticias del Mundo, pero encontré mucha resistencia de parte de José Cardinali (fallecido), que era el Director General, con quien tuve que pelear incluso para cambiar las maquinillas de escribir manuales que había en el diario y luego conseguí que se instalaran computadoras para todos los periodistas. El lo vio como un desafío y luchó y consiguió que me despidieran. Desde el infierno, donde creo que está, se habrá dado cuenta de que yo tenía razón, porque el periódico desapareció.

Antonio Espinal posee muchos honores logrados a lo largo de su carrera, pero ninguno lo sitúa tanto en un lugar como el que recibió en 1985, cuando la Presidenta del Concejo Municipal de Nueva York, Carol Bellamy, declaró el 11 de julio como Día de Antonio Espinal en la Ciudad de Nueva York, basado en que "este distinguido periodista hispano ha traído honor y prestigio a la Ciudad".

—Entonces, ¿por qué te fuiste de Nueva York?

Antonio Espinal: Un día fuimos invitados a Reading, Pensilvania, donde nos gustó mucho para establecernos. Compramos una bonita y amplia casa, cerca de la escuela para los niños. Esta ciudad nos ha resultado cómoda también para los negocios y la vida aquí es mucho más barata que en Nueva York. De allí extraño a mis amigos, colegas, y de vez en cuando siento nostalgia por los ruidos ensordecedores de los trenes, los autos policiales, las ambulancias y los camiones de bomberos. Yo no he abandonado Nueva York, simplemente me he tomado unas vacaciones.


1 comentario:

  1. Cuanto me complace conocer de la existencia de este meritorio periodista, que a principio de los años 70´s descolló como corresponsal de "El Nacional" en la ciudad de Mao. Conocí de su traslado a la ciudad capital y de sus trabajos sobre los burdeles reconocidos de esa urbe, muy especial sobre el muy famoso de Herminia, pero habia perdido su rastro y no conocia su real paradero. Sinceramente me alegra muchisimo Antonio de saber tu paradero y de que te encuentras bien .
    Humberto Perdomo.

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