viernes, 25 de diciembre de 2009

Reflexiones de un escritor comprometido

Por Víctor Montoya
Escritor boliviano radicado en Suecia
Montoya

1. El autor y la obra

A través de ella refleja su vida, lo que piensa y lo que siente. Cada uno de sus personajes es un fantasma que le brota desde el fondo del alma. El escritor, además de esconderse detrás de lo que escribe, está diseminado entre los personajes de su obra; ellos cargan a cuestas los pedacitos del autor, ellos son los portavoces de su fuero interno y ellos realizan las aventuras que concibe en la imaginación, aunque ninguno acabe siendo su retrato más perfecto. Basta leer una obra literaria para identificar al autor que se refugia detrás de las páginas impresas, pues los personajes literarios, como las obras de arte, son simples medios que canalizan los pensamientos y sentimientos de su creador.

La literatura, aun sin llegar a ser demasiado intimista, está revestida de la personalidad secreta del autor, quien habla con la voz prestada de sus personajes; de otro modo, el escritor estaría condenado a sobrevivir con toda la carga emocional e intelectual que le pesa en la vida y la conciencia. La literatura, en el fondo, es una suerte de válvula que permite airear los sueños y las pesadillas.

No es casual que el escritor, que crea una obra en sus instantes de mayor lucidez intelectual, obedezca a impulsos interiores y a la necesidad de expresarse mediante la palabra escrita, pues el mismo hecho de escribir constituye un acto que se desata desde la intimidad, con la esperanza de hacer ecos en el pensamiento y el corazón de quienes se identifican —consciente o inconscientemente— con las sensaciones y experiencias que le transmite el autor. Además, si la literatura es una forma de conocimiento, entonces debe tratarse de conocer al autor a través de su obra, penetrando en sus tinieblas, descubriendo sus sueños y fantasías. Ésta es la fuerza de la literatura, la fuerza de la ilusión, la fuerza del sueño. Ya que si el hombre es todavía capaz de alimentar sus ilusiones, si es todavía capaz de soñar, entonces es un hombre libre.

2. Las preferencias

De entrada, y sin perder fuerza ni autoridad moral, debo manifestar que no creo en los autores que escriben con trivialidad e indiferencia; por el contrario, prefiero la literatura que está escrita con pasión y hasta con dramatismo, y prefiero a los artesanos de la palabra escrita que crean sus obras impulsados por una necesidad vital; algunas veces, por subvertir el orden establecido por los poderes de dominación y, otras, porque no les queda más remedio que escribir para sobrevivir a su propia realidad.

No creo en la literatura por la literatura, en eso de que es lo mismo escribir sobre el filamento de un foco que escribir sobre las grandes pasiones humanas. Tampoco creo en los escritores a sueldo, en quienes se someten a los dictados de una corriente de moda y actúan como peones de la industria editorial, que convierte al escritor en un “slogan de marketing” para satisfacer la demanda de los consumidores y amasar jugosas ganancias a nombre de la literatura; prefiero a los autores que escriben sobre los temas que les dicta el corazón y en la literatura de quienes tienen un compromiso con su realidad y su tiempo.

3. Persecución y censura

Sé que la literatura es una forma artística que puede transgredir las normas establecidas en una sociedad desigual y competitiva, quizás por eso, las clases dominantes han intentado reducirla a un mero “estetismo”, pues temen que se convierta en un instrumento tan reivindicativo como es el púlpito o la tribuna parlamentaria. De ahí que las instituciones del Estado, casi en todas las épocas y lugares, han perseguido a los escritores que se han declarado partidarios de las fuerzas del cambio; sobre ellos se han dictado censuras y condenas de muerte, aunque la historia ha demostrado que las grandes creaciones literarias pertenecen, frecuentemente, a los sujetos que fueron rechazados por su actitud contestataria. No obstante, las grandes obras de nuestra civilización, que empezaron como obras marginales o subversivas, se han convertido, con el transcurso del tiempo, en el vivo testimonio de un pasado oscurantista y retrógrado, que censuraba la fantasía y la libertad de expresión del artista.

Asimismo, los poderes de dominación tienden a acallar a los escritores rebeldes y a cuantos se identifican con la causa de los desposeídos. La prensa burguesa se empeña, una y otra vez, en desconocer su existencia y en quebrantarles la cerviz. Los escritores que se niegan a ser escribanos de los dueños del poder, corren el riesgo de ser silenciados y, en consecuencia, marginados del debate y de las corrientes avaladas no sólo por las instituciones culturales, sino también por los regímenes de turno, que convierten a los escritores en una suerte de lacayos al servicio de sus intereses, anulando de este modo su independencia de crítica contra quienes, amparados por la ley del más fuerte y la impunidad, cometen atropellos de lesa humanidad.

4. El compromiso social

Estoy consciente de que la literatura no cambia el curso de la historia ni la conducta esencial del ser humano, ya que de poseer esta virtud, el mundo sería un paraíso y el hombre habría dejado de ser el lobo del hombre. Sin embargo, así la literatura no tenga el poder de transformar las bases estructurales de una sociedad decadente ni la conducta —casi siempre— desastrosa de la gente, al menos nos permite testimoniar las vicisitudes de nuestro medio y nuestro tiempo.

El escritor, como cualquier otro ciudadano preocupado por los acontecimientos políticos que sacuden los cimientos de la sociedad en que vivimos, no está eximido de asumir un compromiso social, sobre todo, cuando se vive en un mundo de vertiginosas transformaciones. El escritor no es ajeno a su realidad desde el instante en que intenta describir o explicar lo que sucede en su entorno y, por decir de otra manera, desde el instante en que trata de convertir en palabras todo lo que ve, oye o siente.

El escritor, impulsado por su gran sensibilidad social, es un individuo capaz de inclinarse instintivamente hacia las grandes causas humanas y ser consciente de las injusticias, y por mucho que viva como Don Quijote —el caballero de la triste figura, el loco soñador que luchaba contra los molinos de viento en defensa de sus nobles ideales— no abandona sus convicciones de justicia y libertad: libertad política frente a las tiranías, libertad de crítica frente al fanatismo de cualquier secta política o religiosa, libertad moral y exaltación de los derechos del corazón frente a los prejuicios sociales, sexuales y raciales, libertad de creación frente a los preceptos esquemáticos del pasado y el presente.

En la actualidad se discute con calor si es legítimo o no que el artista, como tal, se inhiba de tomar partido en las contiendas políticas e ideológicas. Los llamados defensores de “el arte por el arte” se enfrentan a los paladines del “arte comprometido”, arguyendo que el arte está al margen de la problemática social, sin considerar que el escritor, aun sin llegar a ser un personaje importante e influyente en la vida de la sociedad, es un individuo cuya obra está ligada a una época y a un contexto determinados. Por eso mismo, no existe escritor que esté enteramente desvinculado del acontecer sociopolítico de su tiempo y de su medio.

A lo largo del siglo XX han fracasado varias corrientes ideológicas y alternativas de gobierno. Empero, no entiendo por qué el fracaso de ciertas ideologías totalitarias tenga que ser un obstáculo para asumir un compromiso con el destino de los desposeídos y, en concreto, de los pueblos que requieren del concurso de quienes se consideran “trabajadores de la cultura”.

En lo que a mí respecta, no tengo ningún motivo, ni interno ni externo, para renunciar a mis principios ideológicos ni dejar de sentirme un escritor comprometido con la causa de los marginados. Yo escucho el eco de mi conciencia y sigo los pasos de mi corazón, pues a estas alturas de la historia no es lo mismo ser que no ser. Es decir, prefiero tomar partido por quienes están abajo y hacer que mi literatura, aun no siendo tan magnífica como la de Homero, Cervantes o Shakespeare, sea un modesto aporte en el ámbito social, un modo de comunicar mis pensamientos y sentimientos al mayor número de lectores. Sé que no es tarea fácil, pero tampoco imposible.

5. Entre la soledad y el romanticismo

Creo que desde muy joven me sentí atraído intuitivamente por la vida de los personajes que son distintos a los demás. No es extraño que sienta un respeto profundo por la personalidad de Greta Garbo, quien vivió y murió rodeada por una aureola de misterio que constituyó la constante de su vida. “La Divina” nos enseñó que el silencio, a veces, tiene más palabras que el discurso sobre el silencio; más todavía, siempre me imaginé que los escritores solitarios son diferentes a los demás, incluso en su forma de hablar, caminar, sentarse y beberse una copa de trago, ya que tanto el estilo de sus vidas como sus obras exaltan la soledad y el laberinto sin salidas, donde habitan los seres destinados a vivir entre las brumas del olvido, alejados de una sociedad hecha a golpes de espectáculo y publicidad.

Admiro a los escritores periféricos que, además de poseer el coraje de quitarse los chalecos de fuerza que les impone su entorno social, toman el camino de la soledad, quizás porque les resulta más cómodo o, simple y llanamente, porque padecen de la “fobia de ágora”, pues incluso al final de sus vidas deciden enfrentarse a la muerte como caballeros solitarios, y, aunque algunos de ellos no dejan ni siquiera un testamento para la posteridad, prefieren que hasta su entierro sea un acto absolutamente privado, sin discursos ni ceremonias a su memoria.

Cómo no admirar la vida y obra, entre otros, de Kafka, Joyce, Vallejo, Pessoa, Onetti, Rulfo y Saenz, si fueron seres que escribían al margen de los dictados literarios de su época y hasta poseían una personalidad distinta a la de sus contemporáneos. No cabe duda, eran seres que vivían obsesionados por el silencio y el olvido; eran tímidos, introvertidos y muy poco dados a la espectacularidad. Y, sin embargo, nunca los consideré seres “asociales”; por el contrario, los imaginaba solitarios y solidarios a la vez, ya que el hecho de llevar una vida retraída y dedicada al quehacer literario no implica estar incapacitado para interpretar el dilema del hombre moderno: la elección entre la libertad y la esclavitud, la tristeza y la alegría, el odio y el amor, el deseo y el deber.

No es casual que, en mis horas de soledad y silencio, me identifique con el espíritu romántico del siglo XIX, con esa suerte de tristeza, melancolía, ansiedad y nostalgia, entre otras cosas, porque no estoy de acuerdo con una sociedad injusta y competitiva, cuya rigidez y convencionalismos hacen que resulte, si acaso no imposible, difícil vivir inmerso en ella; mas no por esto el escritor deja de ser un hombre intrépido cuya vida es, unas veces, una constante lucha con el mundo que le rodea y, otras, con la realidad conmovedora de su mundo interior.

En cualquier caso, no tengo nada que reprocharles ni cuestionarles a los escritores románticos; por el contrario, admiro su gran desprendimiento de amor y rebeldía, ese desasosiego constante que expresa la fuerza de su tristeza y su hondo sentimiento de soledad, como en el caso de Keats, Bécquer y Lord Byron, éste último, un romántico por excelencia, cuya personalidad rebelde e impetuosa influyó decisivamente en los escritores modernos; primero, porque su obra expresa lo que sentía su corazón —casi siempre emocionado por el soplo del amor— y, segundo, porque su vida era el reflejo de su forma de combatir contra todo lo que se tiene por verdad inmutable en el terreno de la creación artística.

Sé de sobra que el romanticismo es una actitud ante la vida, un modo de ser y de actuar en la sociedad, no sólo porque este tipo de escritor sea un hombre solitario y silencioso al que arrastra un destino fatal, sino también porque en la profundidad de su personalidad, como en el de sus personajes literarios, se esconde un hombre generoso y tierno, que sueña en el amor y la libertad, aunque la tristeza y decepción lo llevan a buscar el aislamiento y la soledad, donde la naturaleza, en el mejor de los casos, resulta ser su única amiga y confidente. Por eso mismo, siendo la soledad una de las piedras de toque de esta corriente literaria, no es raro que el romántico vea reflejada la melancolía de su espíritu a la hora del ocaso, en la hojarasca del otoño, en la desolación de la luna y en los cielos constelados de la noche. Ya se sabe que unos sucumbieron en el campo de batalla, otros en duelo, algunos se suicidaron y unos pocos enloquecieron. Pero ninguno se arrepintió de lo que hizo. Cada cual asumió con responsabilidad sus actos, quizás porque vivían enamorados de la muerte y creían en la paz de la soledad y los sepulcros.

6. La libertad de creación

Rechazo las escuelas literarias, las reglas a las que debe someterse la obra literaria, y propugno el vuelo libre de la fantasía, dejando que las ideas se desplieguen contra toda clase de tiranía personal o literaria; más todavía, si la crítica del arte y la literatura están sujetas a los lineamientos trazados por las superestructuras del poder. Ya manifesté que prefiero a los escritores que escriben a espaldas de las corrientes literarias de moda y los dictados de una casa editorial. Estoy convencido de que el verdadero escritor no escribe tanto sobre los temas que le solicitan, sino sobre los temas que eligen a su escritor. De modo que todo artesano de la palabra escrita, cuya fantasía no puede estar sometida a las normas dictadas por las modas literarias, debe darle rienda suelta a su capacidad creativa, ejerciendo su vocación con absoluta libertad, lejos de las cadenas políticas o religiosas que intentan atar sus pensamientos y sentimientos. El escritor, sin obedecer a normas ajenas a su personalidad, debe escribir a partir de su propia convicción y cosmovisión, sin que por esto se sienta el ombligo del mundo.

El escritor es libre de manipular con los recursos de la imaginación y el lenguaje. En este contexto, y sin necesidad de cuestionar los postulados del “realismo social”, es tan literatura lo que hace Uslar Pietri, quien se siente particularmente atraídos por la figura del dictador, que las novelas del llamado “realismo mágico” de García Márquez o cualquiera de las obras experimentales de Julio Cortázar. De ahí que la afirmación de que un escritor que separa su vida de su obra sea un mal escritor, apenas es una verdad a medias, pues la literatura es un territorio libre, donde todos tienen la opción de exponer a los santo-demonios de su imaginación; eso sí, sin dejar de obedecer los dictados del corazón, que, al fin y al cabo, es el único juez capaz de decidir lo que está bien y lo que está mal.

Estoy convencido de que el verdadero escritor, sin dejar de preocuparse por los problemas que aquejan a la colectividad, es un ser que habla en primera persona, no tanto por egocentrismo —o egolatría— como por exponer a trasluz las razones y sinrazones de su fuero interno, sin que por esto se levanten barreras entre la expresión íntima del autor y la expresión del sentimiento colectivo.

Ahora bien, si a esta forma de escribir se denomina “intimista”, entonces qué se dirá de los escritores como Dostoievski, Kafka, Proust o Joyce, cuyas obras son consideradas cumbres en la literatura universal. Pienso, sinceramente, que sin esa vivencia personal, sin ese testimonio existencial, no hubiese sido posible la existencia de estos escritores, cuya lucidez intelectual los llevó a reflejar, mejor que nadie, la realidad conmovedora de su medio y su tiempo.
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martes, 22 de diciembre de 2009

En defensa de la letra Ñ

Autor desconocido por mí

En el idioma español,
la eñe es muy importante,
y en todo ordenador
debe ser una constante.

Tan importante es la eñe
que sin ella yo no sueño,
y sin que te parezca extraño
no me estriño y sí, me baño,

Imagínense a las madres
Sin servicio de pañales
Y al soldado en su estación
si le falta un buen cañón.

Aunque sin eñe no hay daño,
resultaría dañino,
que nos faltara el empeño
y no existiera el cariño.

Para una linda española
no habría una piel de armiño.
Tampoco habría cabañas
para albergar a los niños.

Sin eñe yo no te riño,
y los viejos no se tiñen,
no te daría un regaño
y me sentiría triste
al decirte que te extraño.

Sin sonido de zampoñas,
sin beber un vino añejo
en una peña criolla,
¿qué gracia tiene el festejo?

¿Acaso habría buñuelos
o churros para la niña
como los hacía el abuelo
con sus trocitos de piña?

No existiría el otoño
sin la eñe en nuestras letras;
ni tampoco habría moño,
donde prender las peinetas.

Parecía muy extraño
que Bill Gates no la pusiera,
y quedó como un tacaño
¡cómo si tan caro fuera!

Bueno, basta de regaños,
porque ya me vino el sueño
y aunque pongo mucho empeño
los ojos me hacen extraños.

Termino pidiendo a todos
los que hablan español,
defiendan la EÑE. . . ¡Coño!
y el idioma será mejor.



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domingo, 20 de diciembre de 2009

Oppenheimer: "Modernizar el idioma"

Tomado de www.elcastellano.org

El periodista Andrés Oppenheimer analiza el trabajo de la Academia Española y el futuro de nuestra lengua desde una perspectiva optimista, considerando el número de hablantes, su crecimiento y la demanda creciente de cursos de castellano. Por otra parte, una postura iconoclasta, Oppenheimer aboga por la supresión de las tildes que, según él, ya nadie utiliza y son cada vez más obsoletas. Una afirmación más que discutible, pero que no está de más conocer.

Una de las sorpresas agradables con la que me encontré durante una visita a España la semana pasada —además de la «parrillada de vegetales», un plato que no había visto en mis viajes anteriores y que ahora ofrecen casi todos los restaurantes— es lo que está ocurriendo en el campo de la modernización del idioma español para hacerlo más fácil de leer y escribir.

La Real Academia Española (RAE), fundada en 1713 y que desde entonces regula la lengua española, está considerando seriamente eliminar antes de fin de año los acentos de las palabras «este», «ese», «aquel» y «solo». En este momento, esas palabras llevan acento cuando se les emplea en ciertos casos y no en otros, lo cual es un verdadero dolor de cabeza para muchos de nosotros.

Además, en un futuro próximo la Academia podría decidir adoptar oficialmente las versiones fonéticas de palabras inglesas como marketing, parking y sex-appeal.

El Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE, que es una especie de diccionario no oficial de términos usados frecuentemente y que están siendo considerados para ser admitidos en el diccionario oficial de la RAE, ya ha aceptado las palabras «marquetin», «parquin» y «sexapil».

Los 46 jueces de la Academia, que incluyen a escritores prominentes como Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez Reverte, se reúnen regularmente para discutir si incorporar en el diccionario oficial —el Diccionario de la Lengua Española de la RAE— las palabras admitidas en el diccionario de dudas. Entre las palabras que ya han pasado del diccionario de dudas al diccionario oficial están «espónsor», del inglés sponsor, y «cederrón», de CD-ROM.

En una entrevista realizada en la señorial sede de la RAE, donde cada miembro de la academia tiene un perchero con su nombre para colgar su sombrero, paraguas y bastón, el director de la Academia Víctor García de la Concha me dijo que la globalización está haciendo cambiar rápidamente todos los idiomas. Las lenguas que no avancen al ritmo de la realidad posiblemente desaparecerán, agregó.

«Las palabras viajan mucho más rápido hoy, por internet, y por los viajes», dijo García de la Concha, de 75 años. «Para sobrevivir, una lengua debe ser usada por un gran número de personas, tener un idioma unitario, y estar actualizada con la tecnología».

La tendencia a simplificar la lengua española no es nueva. La Academia ya ha eliminado acentos de verbos tales como "entre" y "para" muchos años atrás. Pero ahora pretende eliminar las tildes de palabras usadas mucho más frecuentemente, cuando estos no sean indispensables para marcar la tonicidad.

Además, la Academia está a punto de publicar sus primeras reglas gramaticales comunes para todos los países hispano-parlantes, en un esfuerzo conjunto emprendido con veintidós academias nacionales de la lengua.

«Se están neutralizando bastante las diferencias», dijo García de la Concha, refiriéndose al español usado en diversos países de habla hispana. «Más del 90 por ciento del léxico es común de España con América Latina».

Los críticos de la Academia dicen que, en muchos aspectos, la RAE sigue siendo una institución troglodita, que mantiene términos racistas y discriminatorios para con las mujeres.

Su diccionario oficial aún incluye la palabra «judiada», definida como «acción mala, que tendenciosamente se consideraba propia de los judíos». Y mientras define la palabra "zorro" positivamente, como «hombre muy taimado y astuto«, describe al femenino «zorra« entre otras cosas como «prostituta».

Mi opinión: Aunque en algunos aspectos la Academia sigue viviendo en la Edad Media —no hay excusa para mantener «judiada», un término que ya no se usa en ningún lado, ni en mantener vivas expresiones sexistas que también forman parte del español antiguo— me alegra ver que la institución esté tratando de simplificar y modernizar más rápidamente la lengua española.

Los puristas no deberían alarmarse por las propuestas de españolizar palabras en inglés: es algo que viene ocurriendo desde hace mucho tiempo, y no ha puesto en peligro al idioma español. La palabra «fútbol», del inglés football, o «mitin», de meeting, hoy día son parte de la lengua hispana, sin que a nadie le choque.

Y el intento por eliminar los acentos debería ser más que bienvenido: en la era de internet y de mensajes de texto, donde casi nadie usa las tildes, estas últimas se están convirtiendo, cada vez, en más obsoletas.

Hasta ahora, siempre creí que la Academia era un anacronismo que mantenía a la lengua española presa en una camisa de fuerza.

Pero después de visitar esta institución, empiezo a pensar que cumple una buena función al unificar y simplificar la lengua española en todo el mundo, asegurando así su supervivencia.

Sólo hace falta que la RAE erradique algunos de sus vestigios medievales, y haga un poco de «marquetin».

Andrés Oppenheimer, El País de Montevideo

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sábado, 19 de diciembre de 2009

Invictus

Análisis de cine
Por ROGER EBERT

(3.5 estrellas de 4)

El nombre de Morgan Freeman ha estado vinculado a una u otra película biográfica de Nelson Mandela por lo menos durante 10 años. Resulta extraño que la única que se haya hecho se centre en el equipo de rugby de Sud África. Los carteles propagandísticos de la película Invictus, de Clint Eastwood, presentan a Matt Damon en primer plano, con Freeman, noblemente en las sombras, ocupando un segundo plano. Puedo imaginar las reuniones de mercadeo en las que se argüía que a pocos norteamericanos les importaba Mandela y que Matt Damon es más atractivo para los más jóvenes.

¡Al Diablo!, es lo que yo hubiera dicho. El logro de Nelson Mandela es uno de los pocos momentos brillantes de la historia reciente. He aquí un hombre puesto en libertad después de 24 años de romper rocas y dormir en el suelo en una prisión para convertirse en líder de la nación que lo aprisionó. Su absolución personal de Sud África fue el faro que iluminó las Comisiones de Verdad y Reconciliación, uno de los pocos ejemplos en la historia de personas que sí tenían mucho que perdonar y perdonaron. No olvidemos que tanto blancos como negros tenían razones para estar tristes, y razones para perdonar, y que en muchos casos ellos estaban frente a frente a quienes asesinaron a los suyos.

Comparado a eso, ¿en realidad importa que un equipo Springbok más débil, todos blancos exceptuando uno, ganara la Copa Mundial de Rugby en el primer año del mandato de Mandela? Yo entiendo que en una nación en que todas las razas están inusualmente obsesionadas por los deportes, la copa mundial fue un momento exhilarante en que el Estado paria se presentaba redimido frente al mundo —aun cuando el fútbol sea allí el deporte del hombre negro, y el rugby sea el deporte de los blancos. Fue importante de la misma manera que las olimpíadas de Pekín fueron importantes para China.

Creo que Clint Eastwood entendió todas esas cosas y también buscó hacer la película que él creyó poder hacer, en un área en la que él sintiera una conexión visceral. Eastwood es muy viejo y muy talentoso para tener interés en hacer una película sólo por el dinero. Es muy probable que él haya leído los guiones de los otros proyectos sobre Mandela. Todos ellos tienen algo en común: ninguno fue hecho. Todo el mundo estuvo de acuerdo en que Morgan Freeman era el actor perfecto (Mandela y él se reunieron y conectaron fabulosamente), pero la historia, el financiamiento y la negociación nunca se concretaron. Eastwood terminó haciendo la cinta que se hizo.
Es una cinta muy Buena. Tiene momentos que evocan gran emoción, como cuando los miembros blancos y negros de la seguridad presidencial (activistas de línea dura de la ANC y policías Afrikáners) acordaron con extrema dificultad a servir juntos. Y cuando al personaje de Damon (Francois Pienaar, el capitán del equipo) se le enseña la celda en que Mandela estuvo detenido por esos largos años, en la isla de Robben. Mi esposa, Chaz, y yo fuimos llevados a la isla temprano una mañana por Ahmed Kathrada, uno de los compañeros prisioneros de Mandela y sí, la película muestra su celda, con las delgadas frazadas en el piso. Usted observa esa celda y piensa: aquí un gran hombre esperó con fe su cita con la historia.

La Copa Mundial fue una victoria famosa. Los Springboks enfrentaban un equipo de Nueva Zelandia tan dominante que había aplastado a todos sus oponentes: a Japón por 90 puntos, lo que en Rugby es mucho. Sud África ganó en tiempo extra. Acerca del nombre del equipo: los equipos nacionales de Sud África han sido llamados los Springboks desde tiempos inmemoriales (los de Nueva Zelandia son conocidos como All Blacks). Un Springbok (antílope) adorna la cola de cada aeroplano de las líneas aéreas de Sud África. Es el logo nacional. ¿Hubiera Mandela cambiado el nombre a uno menos asociado con el régimen del Apartheid? No, él no lo hubiera hecho. Únase a mí en un experimento. Un Afro Americano es electo alcalde de Boston. Este es aceptado, de mala gana, en algunos círculos. ¿Cómo cree que sería recibido si él cambiara el nombre de los Media Rojas?

Freeman hace un trabajo espléndido evocando al hombre, Nelson Mandela, quien es tanto un santo secular como lo es Gandhi (quien emprendió su primera campaña en Durban, Sud África). Él lo presenta como genial, confiado, calmado, sobre lo que es sin duda un corazón de acero templado. El foco es acerca de sus primeros años en el gobierno. Creo que hay una escena en que toma parte una mujer representando a Winnie Mandela, pero el dialogo es vago. Damon es efectivo representando al capitán, Francois Pienaar, un Afrikáner, hijo de padres racistas, transformado por su contacto con “el hombre más grande que haya conocido”. Clint Eastwood, un director magistral, maneja todas estas notas y logra que amemos a Mandela, nos hace orgulloso de Francois y logra que pujemos por los corajudos Springboks. Un gran entretenimiento. No, como dije, la cinta biográfica de Mandela que yo esperaba.

9 de diciembre de 2009

Roger Ebert es crítico de cine del Chicago Sun Times y en línea, http://rogerebert.suntimes.com/ . Traducción de Isaías Medina Ferreira (metransol@yahoo.com)


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jueves, 17 de diciembre de 2009

Mi voto también es por “ninguno”

Por Margarita Cordero
http://margarita-perdonenlamolestia.blogspot.com/

Dice una máxima jurídica que los jueces hablan por sentencia… menos en la República Dominicana. Aquí los jueces se “despachan” a opinar sin consideración ninguna de esa indispensable discreción que deben a sus funciones e investidura. No hablo exclusivamente de los jueces de los tribunales de justicia, sino de muchos de estos, pero sobre todo de aquellos que han hecho de la prerrogativa de sentenciar un ejercicio anterior al juicio.

La prueba más reciente de esta folclórica propensión es la reacción refleja del juez presidente de la Junta Central Electoral ante la propuesta de un grupo de ciudadanos y ciudadanas de que la boleta electoral incluya un cuadro con la inscripción “ninguno” que pueda ser marcado por quienes, renegando del abstencionismo, no quieren validar las opciones ofrecidas por partidos que no los representan.

Julio César Castaños Guzmán no guardó las formas, pese a que se le reconoce su público comedimiento. A la propuesta la calificó de “antidemocrática” y a los proponentes de “maniqueos”. Pero no solo eso, arrogándose competencias que solo corresponden al pleno de la JCE, descartó ipso facto la inclusión en la agenda de la propuesta del grupo de ciudadanos y ciudadanas, todos en pleno ejercicio de sus derechos civiles y políticos y, apuesto peso a morisqueta, que todos, absolutamente todos, sin hechas ni sospechas, lo que no puede decir buenísima parte de quienes aspiran a “representarlos”.
El voto es un derecho político, y poner trabas a su ejercicio es suplantar a la propia Constitución que –pese a la utilidad higiénica que tiene para el sistema político— es norma suprema que muchos queremos respetar, incluso si a la nueva no la sentimos nuestra.

Pero, además, lo que legitima a la democracia y a sus representantes es la participación ciudadana, sea cual sea el modo en que ésta se concrete. En términos electorales, esta participación no se da solo a favor o en contra de un candidato; se da también a favor de ninguno, una modalidad que a los verdaderos maniqueos –autoritarios por naturaleza-- se les hace difícil entender. Alguien dijo, Savater si no recuerdo mal, que no es errado navegar a igual distancia de dos males iguales. Por el contrario, es de una edificante sensatez.

Mas el presidente de la JCE parece no estar dispuesto a permitir que un grupo importante de electores valide con su voto uno de los mecanismos de mayor significación de la democracia, aun cuando no lo seduzca, ni convenza, ni motive ninguno de aquellos en la liza electoral. Prefiere Castaños Guzmán que estos ciudadanos y ciudadanas se queden en sus casas, obligados por la JCE, paradójica guardiana del derecho al sufragio, a un abstencionismo que también rechazan.

No me cuento entre los firmantes de la propuesta, si bien la suscribo entera y vehementemente. Sigo creyendo hasta hoy que la democracia es la mejor forma de gobierno posible porque se basa y construye en el disenso. Quienes no le reconocen esta característica esencial y abusando de su poder pretenden uniformizar criterios y prácticas colectivas, atentan contra ella de manera flagrante. Esto y no otra cosa es lo que hace en este caso el presidente de la JCE.




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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Me caí del mundo y no sé por dónde se entra

Eduardo Galeano
Periodista y escritor Uruguayo
(Para mayores de 30)

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.

No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.

Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.

¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.

¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.

¡Guardo los vasos desechables!

¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!

¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!

Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!

¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después!

La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.

Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces.

¡¡Nos están fastidiando!! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.

¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike?

¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa?

¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?

¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?

Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura.

El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.

El que tenga menos de 30 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!!

¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!

Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)

No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan.

Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor.. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y bote que ya se viene el modelo nuevo'. Hay que cambiar el auto cada 3 años como máximo, porque si no, eres un arruinado. Así el coche que tenés esté en buen estado. Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!!! Pero por Dios.

Mi cabeza no resiste tanto.

Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.

Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.

Sí, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?

¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?

En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!

Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.

Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para pone r en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!

Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.

Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa.

Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!

Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.

Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.

Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo,pegatina en el cabello y glamour.

Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.
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martes, 15 de diciembre de 2009

Recordando a Luis "Terror" Dias



“Hemos perdido uno de los más grandes compositores de nuestra República Dominicana. Siempre tuve una admiración genuina por Luis. Sus melodías, su forma de cantar y de tocar la guitarra eran únicas y sorprendentes. ¡Músico extraordinario!”
Juan Luis Guerra.

“A mí personalmente se me murió un gran amigo. Tengo un dolor profundo, pero vamos a recordarlo por mucho tiempo porque fue un grande de la música, una persona que se pasó mucho tiempo investigando, hurgando en la creatividad del dominicano y de ahí usarlo como un estribo y proponerlo en su mezcla de rock con folclórica”.
Víctor Víctor.

"Días pudo lograr en su vida musical que los jóvenes dominicanos se fijaran en el folklore e inspiró a otros para que incursionaran el rock nacional…"
Sonia Silvestre.



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lunes, 14 de diciembre de 2009

Desastre y negación

Por Paul Krugman

Los Estados Unidos se recuperan lentamente de la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión, en los años de 1930, pero ¿se han tomado medidas para evitar que se repita algo similar? El sentido común aconseja que sí, pero muchos políticos se niegan a aceptar como válidas las causas de la presente crisis.

Cuando comencé a escribir para el Times, yo era ingenuo acerca de muchas cosas. Pero mi mayor equivocación era ésta: yo estaba convencido que las personas de influencia podían ser movidas por la evidencia, que ellos cambiarían su forma de ver las cosas si los eventos refutaban completamente sus creencias.

Y para ser justos: esto pasa de vez en cuando. Yo he criticado duramente a Alan Greenspan a través de los años (mucho antes de que fuera la moda), pero hay que dar crédito al antiguo presidente del Fed: él ha admitido que estaba errado acerca de la habilidad de los mercados financieros de patrullarse a sí mismos.


Pero el de él es un caso raro. Cuán raro, fue demostrado por lo que pasó el viernes pasado en la Casa de Representantes, cuando —con el colapso causado por un sistema financiero desbocado todavía fresco en nuestras mentes, y el desempleo masivo que ese colapso causó todavía en evidencia— cada uno de los republicanos y 27 demócratas votaron en contra de un modesto esfuerzo para controlar los excesos de Wall Street.

Vamos a recordar como caímos en el atolladero en que estamos.

Los Estados Unidos emergieron de la Gran Depresión con un sistema bancario vigorosamente regulado. Las regulaciones funcionaron: la nación no tuvo mayores crisis financieras por casi cuatro décadas después de la Segunda Guerra Mundial. Pero a medida que la memoria de la Depresión se apagaba, los banqueros comenzaron a batallar las restricciones que confrontaban. Y los políticos, cada vez más influenciados por la ideología del mercado libre, mostraron una mayor disposición de dar a los banqueros lo que ellos querían.
La primera gran ola de desregulación se realizó bajo Ronald Reagan —e inmediatamente condujo al desastre, como lo mostró la crisis de los ahorros-y-préstamos de los 80. Los contribuyentes terminaron pagando más del 2% del GDP, el equivalente a aproximadamente $300 mil millones en dinero de hoy, para limpiar el atolladero.

Pero los proponentes de la desregulación siguieron imperturbables, y en la década conduciendo a la presente crisis los políticos de ambos partidos se aferraron a la noción de que las restricciones de la era del New Deal no eran más que obstáculos inútiles. En un incidente memorable, en 2003, notables reguladores de banco posaron en una foto en la que utilizaban tijeras gigantescas de jardín y una sierra de cadena para cortar un montón de papeles que representaban las regulaciones.

Y los banqueros —liberados tanto por la legislación que removía las restricciones tradicionales y por la actitud de no interferencia de reguladores que no creían en regulaciones—respondieron aflojando dramáticamente los estándares de préstamos. El resultado fue un “boom” de crédito y una burbuja monstruosa de bienes raíces, seguido por el peor desplome económico desde la Gran Depresión. Irónicamente, el esfuerzo para contener la crisis requería intervención del gobierno en una escala mucho mayor que la que se hubiera necesitado para prevenir la crisis en primer lugar: rescate del gobierno de las instituciones afectadas, préstamos en larga escala de la Reserva Federal al sector privado, etc.

Dada esta historia, usted podría esperar la emergencia de un consenso nacional en favor de restaurar regulaciones financieras más efectivas a manera de evitar que se repitiera algo similar. Pero usted hubiera estado errado.

Hábleles a los conservadores acerca de la crisis financiera y entrará usted en un peculiar universo alternativo en el que los burócratas del gobierno, no los banqueros codiciosos, causaron el colapso. Es un universo en el que las agencias de préstamos patrocinadas por el gobierno dispararon la crisis, aun cuando los prestamistas privados hicieran la vasta mayoría de los préstamos “subprime”. Es un universo en el que los reguladores coaccionaron a los banqueros a hacer préstamos a prestatarios sin calificaciones, aunque solamente uno de los 25 primeros prestamistas de “subprime” estaba sujeto a las regulaciones de marras.

Oh, y los conservadores simplemente ignoran la catástrofe de los bienes raíces en el sector comercial: en su universo, los únicos préstamos malos fueron aquellos hechos a personas pobres y a los miembros de grupos minoritarios, porque los malos préstamos a los promotores inmobiliarios de centros comerciales y torres de oficinas no encajan en la narrativa.

En parte, la prevalencia de esta narrativa refleja el principio enunciado por Upton Sinclair: “Es difícil hacer que un hombre entienda algo cuando su salario depende de su no entendimiento”. Como han apuntado los demócratas, tres días antes de la votación en la Casa para reformar la banca, los líderes republicanos se reunieron con más de 100 cabilderos de la industria financiera para coordinar estrategias. Pero también refleja hasta qué punto el Partido Republicano moderno se ha comprometido a una ideología de la bancarrota, una que no le permitirá confrontar la realidad de lo que le ha pasado a la economía de los Estados Unidos.

De modo que depende de los demócratas —y específicamente, puesto que la Casa pasó su proyecto de ley, depende de los demócratas “centristas” en el Senado. ¿Están ellos dispuestos a aprender algo del desastre que se ha apoderado de la economía de los Estados Unidos y apoyar reformas financieras?
Esperemos que así sea. Porque una cosa es clara: si los políticos se resisten a aprender de la historia de la crisis financiera reciente, nos condenarán a todos a repetirla.

Columna de opinión editorial publicada por The New York Times el día 14 de diciembre de 2009. El autor, Paul Krugman, fue el ganador del premio Nobel de economía en 2008. Traducido por Isaías Medina Ferreira (metransol@yahoo.com).



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Las migraciones no son algo casual

Por Isaías Medina Ferreira

Con la ascendencia al poder de Barack Obama, todos creíamos que la suerte de los inmigrantes cambiaría. Pero aunque la amenza y la presión parecen haber flojado un poco, la iniciativa de llevar a cabo una verdadera y justa reforma migratoria ha tomado el asiento de atrás a otros problemas más apremiantes para la administración y el problema de la reforma sigue en el limbo. Si bien este artículo fue escrito hace un par de años, poco ha cambiado en la situación de los indocumentados que siguen siendo vilipendiados y maltratados.

Todos estamos al tanto de la cacería de inmigrantes que se ha desatado en los últimos años en los Estados Unidos. Y también de las medidas que algunos quieren tomar con miras a parar la entrada de estos al país, criminalizándolos o creando vallas entre Méjico y los Estados Unidos (¿No han erigido otras civilizaciones vallas similares que nunca sirvieron para lograr el propósito para las que fueron creadas y hoy sólo son una atracción turística?). Por otro lado, los estudios revelan que más del 40% de los indocumentados en Estados Unidos entraron legalmente, con visa, y se quedaron después que ésta caducó.

Antes de entrar en materia, quiero que se entienda que reconozco y respeto el derecho de cada país a controlar y regularizar la inmigración en sus fronteras. En el caso que nos ocupa, sin embargo, hay circunstancias históricas que hacen la inmigración hacia territorio norteamericano, sobre todo desde Latinoamérica, una reacción lógica y justa ante el “tío” desalmado que tiene mucho que ver con la condición de miseria que viven los países desde donde se origina el éxodo humano. Además, queremos llamar la atención respecto a que los implicados, por ser indocumentados, no son necesariamente criminales. En el presente escrito abogo por la justicia, como lo declara la carta de los derechos humanos, y porque acabe la explotación de esos hermanos en necesidad. El asunto que nos ocupa es un problema humano, antes que nada. Es preciso por lo tanto defender la dignidad de esos hermanos nuestros que son más desafortunados.

Los Estados Unidos tienen una población de inmigrantes indocumentados que según el Pew Research asciende a 11.1 millones. Estos, por virtud de su ilegalidad, están marginados del resto de la sociedad norteamericana, son económicamente vulnerables, políticamente privados del derecho de representación y viven aterrados de tener contactos con las instituciones sociales que manejan la salud y la educación, y más que nada, “La Migra”, como se les llama a las autoridades de Migración. Los niños de indocumentados que nacen en los Estados Unidos están condenados a una vida limitada económicamente la cual les impone barreras enormes para asimilarse a la sociedad en general. Los inmigrantes indocumentados son una verdadera subclase dentro del sistema más rico del mundo. Su mundo no podría ser más azaroso.

Mientras recogía información para este artículo, tuve contacto con varias personas, entre ellas un agente policial amigo que me contaba del caso de unos indocumentados en Lynn, Massachusetts, que eran presas constantes de los ladrones. Todas las semanas eran los infelices asaltados y despojados de todo lo que habían ganado durante la semana, pues al no poder tener libretas de banco, debían andar con el dinero encima y eso lo sabían los asaltantes.

Esos hermanos nuestros, que han expuesto el pellejo a toda clase de peligros para llegar a la “tierra prometida”, son víctimas en múltiples formas. Primero, de las faltas de oportunidades de sus países de origen y de los errores de sus gobernantes; segundo, del sistema al que llegan, el cual los explota sin misericordia y los deshumaniza; y, por último, son víctimas de las mentiras y mitos que se tejen respecto a su estatus. Encima, ¿ahora quieren criminalizarlos?

Es increíble la ignorancia que existe entre el ciudadano americano común acerca de los inmigrantes. Según los sajones con quien hablé, los indocumentados vienen a quitar trabajos a los nativos, a recibir cuidados médicos gratis, a vivir de “welfare” (asistencia pública), y, por los salarios de hambre que devengan, a bajar el nivel de vida de la sociedad en general. Nada más lejos de la verdad.

En una animada conversación que sostuve con uno de mis estudiantes sajones vino a colación el tema de los ilegales, y, por supuesto, salieron a relucir esos mitos. Traté de explicarle, que los inmigrantes ilegales viven demasiado asustados de las autoridades para exponerse a buscar ayuda social y que, además, estos son necesarios en el país, hasta el extremo de que si pudieran agarrarlos a todos y deportarlos, la economía americana sufriría un colapso de consecuencias inusitadas, porque los “mejicanos”, como dicen ellos, hacen todos los trabajos que nadie más quiere hacer. Le dije, a manera de orientarlo, que viera la película “Un día sin mejicanos”, (A day without Mexicans), para que comprendiera, de manera jocosa, lo que le quería decir.

La sociedad sajona es sensible a, y cree, que el influjo de inmigrantes sea culpable de mantener los salarios relativamente bajos. El salario mínimo ha estado estancado por más de 8 años, y quienes se oponen a subirlo son precisamente quienes quieren cerrar la frontera. Además, la queja debe ser contra los empresarios, quienes prefieren trabajadores indocumentados, porque los pueden explotar sin que estos puedan quejarse, en connivencia con las autoridades federales y estatales que miran hacia el otro lado. Si en los Estados Unidos no hubiera trabajos para ellos, los inmigrantes no vendrían. Caso ilustrativo: Wal Mart, la compañía más poderosa del mundo, emplea miles de esos inmigrantes ilegales, les paga salarios de hambre y no les da beneficio médico. Es decir que las grandes compañías, que les gustaría perpetuar el estatus ilegal de esa gente, son las primeras beneficiadas, y es por donde se debe comenzar a regularizar el problema de la inmigración. Aquí tenemos un caso de doble moral: los inmigrantes son buenos para cuidar niños, recoger frutas, destapar cloacas, recortar el césped, trabajar en la construcción y enriquecer a sus patrones de mil maneras, pero no merecen un pedazo del pastel.

Otro de los argumentos esgrimidos por los enemigos de los inmigrantes es el de la seguridad nacional. No hay pruebas de que los inmigrantes ilegales sean terroristas o se dediquen a acciones reñidas con la ley, aparte del hecho de estar aquí sin papeles. Quienes perpetraron los hechos del 11 de Septiembre entraron todos legales al país. Según los cálculos del Concilio Nacional de La Raza, 96% de los inmigrantes indocumentados trabaja arduamente y no tiene tiempo más que para sobrevivir.

Los xenófobos buscan que se pasen leyes para que los indocumentados se juzguen como criminales. En primer lugar, sería absurdo pretender que se van a localizar, arrestar y a deportar casi 12 millones de personas. Creo que lo más conveniente para esta sociedad sería decidir si quiere crear una subclase permanente de trabajadores indocumentados que pueda ser explotada por empresarios inescrupulosos, con el consiguiente malestar social que ello fermentaría, o buscar la forma de que estos indocumentados sean beneficiarios de la promesa americana, dándoles la oportunidad de que se asimilen al sistema, el cual se beneficiaría de su disponibilidad para trabajar, pagar impuestos y contribuir. Cuando se crea una subclase dentro de un país, la presión social es difícil de contener, y tarde o temprano degenera en caos. La prueba más fehaciente de ello se dio en Francia, hace sólo unos cuantos años.

Otra de las preocupaciones del ciudadano americano es que legalizar a los que están aquí atraiga más ilegales. Sólo hay una forma de evitar eso. Hay un tratado llamado NAFTA, firmado con Méjico y Canadá, y otro, DR-CAFTA, que incluye a República Dominicana y a los países centroamericanos, que permite el libre tráfico de productos. Porque estos tratados garantizan los derechos de los inversionistas y no el de los trabajadores, con NAFTA, ante la importación de productos que antes ellos producían, millones de mejicanos pobres han caído en la miseria y han tenido que desplazarse de sus comunidades. Se entiende entonces que ellos vengan a los Estados Unidos, no porque quieran dejar sus hogares, porque sí, sino porque están desesperados por trabajar y en su medio no lo encuentran. A un famoso “gangster” se le preguntó una vez que porqué robaba bancos; su respuesta fue determinante: “Porque allí está el dinero”.

La única forma para parar el flujo de inmigrantes hacia los Estados Unidos es si esos tratados ayudan a que los estándares de vida de los habitantes de los países firmantes suba. Mientras NAFTA, y tratados similares, sean sólo un club de multimillonarios avariciosos, tanto de Estados Unidos como de los países firmantes, no parará el flujo de inmigrantes desesperados dispuestos a arriesgarlo todo por conseguir un mendrugo de pan para sus familias.

Los Estados Unidos pueden seguir gastando miles de millones de dólares tratando de mantener a los inmigrantes detrás de sus muros y atrapar esos que están aquí y deportarlos; o dedicar la energía y los recursos que ahora se desperdician en una guerra sin sentido en Irak a establecer verdaderos lazos de unidad y cooperación con sus vecinos de forma que los ayude a elevar su nivel de vida, ganando con ello verdaderos socios comerciales y, en el proceso, reduciendo la miseria desesperante que impulsa a un individuo a arriesgar la vida en una yola, un túnel, un tren de carga o un desierto inhóspito. Mientras los tratados sólo favorezcan a un lado, el flujo de inmigrantes no parará.
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miércoles, 9 de diciembre de 2009

Sibarita

Palabra del día
Por Ricardo Soca
www.elcastellano.org

Síbaris era una antigua ciudad griega situada sobre el golfo de Tarento, cerca de la actual Corigliano, al sur de Italia. Floreciente centro industrial en cierta época, llegó a ser la ciudad griega más importante de Occidente. Sus habitantes tenían fama de ser muy ricos, muy refinados y de vivir dedicados al placer, al punto de que el gentilicio sybarités 'sibarita', se convirtió en sinónimo de 'buscador de placer' y de 'depravado'.

El término sibarita se formó en castellano desde el griego sybrites, el gentilicio de Síbaris, a través del latín sibarita.

La Real Academia registra su uso como mero gentilicio desde 1817 y también incluye, a partir de 1884, el significado de "Muy dado á regalos y placeres". En nuestra lengua la palabra tiene actualmente, al igual que en inglés, una connotación menos negativa que en el griego clásico, pues se refiere a una persona 'refinada y dada a los placeres'.
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domingo, 6 de diciembre de 2009

Una cima que no existe

Por José Carvajal

"... detrás de la mayoría de los libros de amplio mercado hay también una maquinaria a la que le importa un bledo la calidad o profesionalidad de quien los escribe, la seriedad del escritor, la profundidad de sus temas, la calidad moral del autor..."

En literatura hay una idea de alcanzar una cima que no existe. Y lo peor es que cada día es mucho mayor el número de personas empeñadas en llegar a ella; escritores que tienen todas las herramientas para ser profesionales en su oficio, y no lo son por su afán de llegar a la cima, aunque en esa cima a la que aspiran no haya lectores buenos, capaces de entender una obra literaria.

A menudo escucho escritores decir “qué importa que no me lean, lo importante es vender más libros”. Y en parte tienen razón, los buenos lectores, los conocedores de la literatura seria no dejan dividendos porque son morosos para pagar por cualquier libro que no les toque los cinco sentidos de la intelectualidad. Además la cima es menos exigente, porque se basa en una espectacularidad inventada por una industria editorial que se resiste a perder sus inversiones en los libros que se publican.

Todo eso ha cambiado incluso el modo en que las editoriales evalúan una obra antes de publicarla. Y es que detrás de la mayoría de los libros de amplio mercado hay también una maquinaria a la que le importa un bledo la calidad o profesionalidad de quien los escribe, la seriedad del escritor, la profundidad de sus temas, la calidad moral del autor. En otras palabras, el autor nace y muere en el momento de las negociaciones del contrato con la editorial, a partir de ahí lo que escribió con sobrada pasión y dedicación se convierte en un producto rentable o desechable en manos de consumidores que compran impulsados mayormente por razones extraliterarias y no por el contenido del libro.

De modo que Mario Vargas Llosa tiene razón cuando llama a los bestsellers “productos manufacturados que son, en el mejor de los casos, sólo malos, y, en el peor, de una estupidez vertiginosa que, sin duda, estraga a sus consumidores y los vacuna definitivamente contra la verdadera literatura”.

En efecto, la tabla de valores de la buena literatura ha sido puesta en tela de juicio por el nocaut que ha sufrido la crítica seria en el cuadrilátero de esta espectacularidad protagonizada por los medios masivos y la demanda de compradores compulsivos que fingen ser lectores, y peor aún cuando dicen ser también escritores, con tal de aparecer en la cartelera del gran teatro del mundo del libro.

“¿Cuántos (dólares) habrá ganado la bella modelo de largas piernas, Naomí Campbell, que hace algún tiempo publicó una novela lanzada con una feroz publicidad de radio y televisión?”, se pregunta Vargas Llosa en su característico estilo de demostrar lo que dice. “No estoy en contra, naturalmente, de que las modelos escriban novelas. Pero, ahí está la cuestión. La señorita Campbell no lo ha escrito, sólo aparece como autora. Y esto no se oculta al público que acude a comprar el libro —más numeroso, claro está, que el que lee a Naipaul o a Doris Lessing—, pues debajo del título se estipula que la novela ha sido ‘escrita por…’ un pobre escribidor necesitado de cuyo nombre no quiero acordarme”.

En ese caso magistralmente ilustrado por Vargas Llosa podríamos decir que Naomí Campbell llegó a la cima de la literatura sin escribir una sola letra de su supuesta novela, lo que sería falaz. Sin embargo, ella representa a una mayoría de autores “no-literarios” afanados por llegar a la cima de la literatura, el escenario carnavalesco de la cultura audiovisual que sigue imponiéndose a la cultura intelectual, ya no sólo de los pueblos sino también de muchas universidades e instituciones que antes eran muy respetables.

¿Tendrá razón Louis Menand en su introducción a "The Liberal Imagination" de Lionel Trilling, cuando dice que "la cultura es un perro que persigue su propia cola"?
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viernes, 4 de diciembre de 2009

Finlandia y la educación (Serie lo mejor de la Red)

Finlandia no tiene muchos recursos naturales. El himno nacional dice: ...somos un país pobre, que no tiene oro. El recurso que tenemos es nuestro pueblo...

Así, invertimos en nuestro pueblo. Toda persona tiene que recibir formación y educación para ir tan lejos como su capacidad lo permita.

No es suficiente que una sociedad posea algunas personas muy capacitadas. Toda la sociedad tiene que tener la posibilidad de formación durante toda la vida.

No basta con que un niño pobre reciba alguna formación cuando es pequeño. Tiene que poder estudiar cuanto quiera.

Y Finlandia es uno de los países más competitivos en las estadísticas internacionales con sólo 5 millones de habitantes.

Imagine lo que haría con 190 millones.

Si un país busca inspiración para enfrentar dos de sus principales problemas (educación y corrupción), difícilmente se podría dejar de visitar un lugar más apropiado que Finlandia.

La presidenta finlandesa, Tarja Halonen, adelanta algunas palabras claves: “fuerte inversión en educación”
(6% del PIB en Finlandia, sin contar investigación); transparencia en el gobierno; y fidelidad partidaria.

“Es muy importante tener el coraje de reservar los recursos para la educación básica", resalta ella.

Un pueblo educado sabrá elegir a dirigentes honestos y competentes. Estos elegirán los mejores asesores.

Un pueblo inteligente y educado no permite corruptos ni incompetentes.

Un pueblo ignorante desperdicia sus recursos y se empobrece.

Un pueblo ignorante vive de ilusiones.

Un pueblo educado sabe muy bien diferenciar un discurso serio de una prédica demagógica.

Un pueblo educado prospera también en condiciones adversas.

Finlandia posee una economía altamente industrializada, con producción “per cápita” mayor que la del Reino Unido, Francia, Alemania e Italia.

Un pueblo ignorante es terreno abonado para la demagogia

El patrón de vida finlandés es elevado. El sector clave de su economía es la industria, principalmente maderera, metalúrgica, ingeniería, telecomunicaciones (se destaca Nokia) y productos electrónicos.

El comercio exterior es importante, representando cerca del 1/3 del PBI. Con excepción de la madera y de varios minerales, Finlandia depende de importaciones de materias primas, energía, y algunos componentes de bienes manufacturados.

¡Cuánto difiere el pensamiento de su Presidenta con el de autoridades latinoamericanas en generla! Cuanto más ignorante sea el pueblo… más van a perdurar ellos y más enriquecimientos ilícitos habrá. La corrupción siempre estará presente porque es el negocio de los sinvergüenzas.



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La lengua española estrena caja de herramientas

JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - Madrid - 4 de diciembre 2009, El País

Las 22 academias publican hoy la primera gramática panhispánica. El segundo idioma global del planeta se regía por una edición de 1931.

El español, la segunda gran lengua global del planeta, se regía hasta hoy por una gramática redactada en 1931 que se limitaba a añadir un capítulo a la de 1917. Desde entonces, y con la Guerra Civil de por medio, todo habían sido tanteos hasta el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, publicado en 1973.

Desde hoy el panorama es bien distinto. "Ésta es una gramática del siglo XXI", dice Ignacio Bosque, catedrático de Filología de la Universidad Complutense, miembro de la Real Academia Española y ponente de la nueva obra. Lo dice en una de las salas de la Academia. A su lado está el director de la RAE, Víctor García de la Concha. Sobre la mesa, los dos tomos anaranjados de la nueva norma, dedicados a la morfología y la sintaxis. En unos meses aparecerá el tercero -fonética y fonología-, coordinado por José Manuel Blecua.

Once años han tardado las 22 academias de la lengua española en elaborar una obra en la que los números compiten con las letras: 3.800 páginas, 40.000 ejemplos, 3.700 obras y 307 cabeceras de periódicos y revistas utilizados como fuente para las citas. Y casi cinco kilos de peso. Todo por 120 euros y en una tirada que la editorial Espasa no ha querido hacer pública. El año que viene se publicará una versión manual y otra básica en bolsillo de 750 y 250 páginas respectivamente.

"Hace 20 años esta gramática hubiera sido imposible", dice Bosque. "La informática permite que uno teclee una construcción y busque, por ejemplo, testimonios de su uso en autores peruanos del siglo XIX. Antes se trabajaba con fichas de papel".

García de la Concha explica que se trata de una obra que conjuga descripción (dice cómo funciona la lengua) y prescripción (recomienda unos usos frente a otros): "Empezamos usando el esquema del Diccionario panhispánico de dudas, que es muy tajante -correcto / incorrecto-, pero nos dimos cuenta de que era necesario matizar porque hay cosas consolidadas como incorrectas en un país y en otros no. Nosotros hacemos una labor especular, cuando decimos 'no se recomienda o se prefiere otro uso', lo que decimos es que el pueblo hispanohablante prefiere otro uso". Para Ignacio Bosque, "las construcciones tienen una forma, un significado y una distribución geográfica, pero también un prestigio. Si la Academia no existiera sería exactamente igual".

"La norma es policéntrica", afirma, por su parte, el director de la RAE, que insiste en que la nueva gramática es una obra colectiva y consensuada entre la española y las academias americanas. Se acabaron los tiempos en que primero se describía el uso en España de una construcción y luego, su uso en América. "Ahora se describe primero lo común y luego las variantes. Pretende mostrar lo que los hablantes compartimos y lo que nos diferencia".

Bosque tira de ese hilo: "El español es una lengua muy homogénea. Las diferencias de la sintaxis no son tan grandes como en el léxico o la pronunciación". ¿Cuál es la mayor amenaza para esa unidad? A Bosque le cuesta encontrar una más allá del desinterés de algunos hablantes: "Ven el código de la lengua como algo ajeno, como si fuera el código de derecho mercantil y no parte de su vida. ¿Por qué hay jóvenes que pintan al mobiliario urbano? Porque no lo consideran propio: En su casa no lo hacen".

¿El abuso de anglicismos? "Influye más en el léxico", dice García de la Concha, que recuerda que lo importante es acomodarlos al español como se hizo con galicismos ("jardín") o italianismos ("carroza") que hoy no percibimos como tales. ¿Los SMS tal vez? "La escritura nació como abreviatura", afirma Bosque. "Una cosa es usar un código restringido a un aparato y otra, hacer un examen con ese código".

'Miembras culpabilizadas'

- A por ellos. "En España 'a por' es una construcción normal -como 'voy a por tabaco'-, pero está muy desprestigiada en América. Allí se evita y suena mal", explica Ignacio Bosque. "Eso lo puede percibir un hablante americano, un español no lo percibe. Y a la inversa cuando un mexicano dice 'ya se los dije' por 'ya se lo dije a ustedes'. O 'esto es mucho muy interesante".

- Ciudadanos y ciudadanas. "Esa fórmula la han promovido los grupos feministas, que pretenden hacer, como dicen, visible la figura de la mujer", afirma García de la Concha. "Se confunde el sexo con el género y se fuerza algo que contradice una ley básica: la economía de la lengua, decir con la menor cantidad de palabras posible la mayor cantidad posible de ideas". "Lo curioso", añade Bosque, "es que nadie dice 'voy con mis hijos y con mis hijas a que jueguen con tus hijos y con tus hijas'. Los mismos que dicen 'los vascos y las vascas' dicen 'ayer fui con unos amigos a cenar'. ¿Por qué? Porque no tienen un micrófono delante. Tiene algo de código artificial".

- Miembra. "La gramática no es matemática pura. En mi instituto se decía 'bedela'. Luego surgió 'concejala' y 'alcaldesa', pero ¿ha visto usted que alguien diga 'fiscala'?", pregunta el director de la RAE, a lo que Bosque agrega: "En el sujeto y el atributo nominal no hay concordancia. Por eso decimos 'María es un genio' y 'Juan es una víctima'. Falta argumentación. A los que dicen 'miembra' yo les diría: arguméntenme gramaticalmente por qué".

- Culpabilizar. "Hay una inflación de los sufijos derivativos ('visualizar', 'posicionar')", dice Bosque. "Se produce", apunta García de la Concha, "por una voluntad de énfasis y de diferenciación. Si digo 'culpabilizar' en lugar de 'culpar' me doy más envergadura y me distingo. Lo hacen mucho los políticos porque la política es teatro puro".

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miércoles, 25 de noviembre de 2009

Organización estadounidense que apoyó golpes de estado contra gobiernos democráticos en Haití y Venezuela observarán elecciones en Honduras

Instituto Republicano Internacional e Instituto Democrático Nacional planean mandar observadores a elecciones controladas por el ejército y la policía de Honduras

Juan Antonio Montecino, 202-293-5380 x118

Washington, D.C. - El Instituto Democrático Nacional (National Democratic Institute, NDI, en inglés) y el Instituto Republicano Internacional (International Republican Institute, IRI, en inglés) planean mandar observadores electorales a Honduras para las elecciones del 29 de Noviembre, dice el Senador Republicano Richard Lugar en un comunicado. Ambas organizaciones reciben dinero del Departamento de Estado de los Estados Unidos. En los últimos años el IRI ha apoyado golpes de estado contra presidentes elegidos democráticamente en Haití y Venezuela. Al parecer, el NDI y el IRI planean ayudar a las autoridades electorales de Honduras a monitorear el proceso electoral, a pesar de que el proceso electoral será efectivamente controlado por las fuerzas armadas y la policía nacional. Estas son las mismas fuerzas que han cometido innumerables abusos contra los derechos humanos, incluyendo matanzas, violaciones, golpizas y miles de detenciones desde el golpe de estado del 28 de Junio.

"Me sorprende ver al NDI uniéndose al Instituto Republicano Internacional en sus esfuerzos para legitimar otro golpe de estado," dijo el Codirector del Centro de Investigación Económica y de Política, Mark Weisbrot. "En comparación a su homólogo Republicano, el NDI normalmente no ha apoyado golpes de estado ni regímenes antidemocráticos."

Weisbrot apuntó que el NDI no apoyo el golpe de estado contra el Presidente Jean-Bertrand Aristide en 2004, como sí lo hizo el IRI. La participación del IRI en el golpe contra Aristide fue el tema de controversia después de la publicación de una importante investigación en el New York Times en 2006. El NDI se mantuvo en silencio cuando el IRI celebro públicamente el golpe de estado contra el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en un comunicado de prensa. El National Endowment for Democracy (NED) - el mayor financiador de ambas organizaciones - expresó su desacuerdo con el IRI por apoyar acciones "inconstitucionales".

Los planes de mandar observadores a Honduras del NDI son sorprendentes porque líderes Demócratas en el Congreso, incluyendo al Senador John Kerry y Representante Howard Berman han expresado su oposición al golpe de estado. Además, otros Demócratas en el Congreso le han pedido al Presidente Obama que no reconozca elecciones celebradas bajo el régimen golpista.

Richard Trumka, el Presidente de la AFL-CIO, ha comentado que es imposible celebrar elecciones libres y justas debido a la continua represión contra miembros de sindicatos obreros. En una carta a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, Trumka hizo un llamamiento al gobierno de los Estados Unidos a desconocer el resultado de elecciones nacionales en Honduras sin la previa restitución del Presidente Zelaya.

Una editorial en el importante diario Hondureño, El Tiempo, comentó que el proceso electoral será controlado por el régimen golpista: "12,000 efectivos militares, 14,000 efectivos policiales y 5,000 reservistas están de lleno en el control directo de los centros de votación, de las maletas electorales y de los votantes," dice la editorial opinando que celebrar elecciones libres y justas es imposible debido al clima actual de violaciones a los derechos humanos. "Hasta este momento, el ambiente es totalmente contrario al desarrollo democrático del proceso electoral, y lo que prevalece es un clima de opresión política," dice la editorial.

"El IRI tiene infamia en Latinoamérica por sus acciones rebeldes que han amenazado con dañar seriamente las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Latinoamérica," dijo Weisbrot. "El NDI debería tener cuidado al seguirle la corriente al IRI en Honduras."

Weisbrot destaco que el IRI también organizo una conferencia en Brasil en 2005 para promover reformas políticas que dañarían al Partido dos Trabalhadores, el partido político del Presidente Lula da Silva.

Cuando la creación de la NED, IRI y NDI fue objeto de debate, en 1983, el Washington Post informó que: "muchas de las actividades previstas para el plan del NED antes las realizaba la CIA clandestinamente, incluyendo la publicación de libros y artículos 'consistentes' con ideales democráticos. Muchas de estas actividades fueron suspendidas en 1967 tras revelarse públicamente algunas operaciones de la CIA."[1]

[1] George Lardner Jr., "Rep. Fascell Wears Several Hats for Cause; In Bid to Endow Democracy," The Washington Post, 5 de junio, 1983.




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domingo, 15 de noviembre de 2009

Julio Cortázar (1914-1984)

Perfil Breve
Por Isaías Medina Ferreira

 “Era el hombre más alto que se podía imaginar, con una cara de niño perverso dentro de un interminable abrigo negro que más bien parecía la sotana de un viudo, y tenía los ojos muy separados, como los de un novillo, y tan oblicuos y diáfanos que habrían podido ser los del diablo si no hubieran estado sometidos al dominio del corazón... los ídolos infunden respeto, admiración, cariño y, por supuesto, grandes envidias. Cortázar inspiraba todos esos sentimientos como muy pocos escritores, pero inspiraba además otro menos frecuente: la devoción. Fue, tal vez sin proponérselo, el argentino que se hizo querer de todo el mundo... porque lo conocí y lo quise tanto, me resisto a participar en los lamentos y elegías por Julio Cortázar. Prefiero seguir pensando en él como sin duda él lo quería, con el júbilo inmenso de que haya existido, con la alegría entrañable de haberlo conocido, y la gratitud de que nos haya dejado para el mundo una obra tal vez inconclusa pero tan bella e indestructible como su recuerdo... (Cortázar) fue el ser humano más interesante que he tenido la suerte de conocer”. Así se expresa Gabriel García Márquez acerca de Julio Cortázar, en “El Argentino que se hizo querer de todos”.

El 26 de Agosto de 2006 se cumplieron 92 años del nacimiento en Bruselas, Bélgica, de Julio Florencio Cortázar, hijo de padres argentinos. Cortázar murió de leucemia en Francia, el día 12 de Febrero de 1984.

Siendo una de las figuras cimeras del llamado “Boom” de la literatura latinoamericana, producto de su imaginación y coraje de experimentación con las ideas y el lenguaje —como todo un intérprete de jazz en música, del que era fanático—, nos queda una cantera de obras, algunas de ellas, como la complicada novela Rayuela, consideradas clásicas del género.

Entre sus libros de cuentos destacados están Todos los fuegos el fuego, Bestiario, Octaedro, Queremos tanto a Glenda y Las armas secretas. Sus cuentos más celebrados son El perseguidor, basado en la leyenda del jazz, el saxofonista Charlie Parker, La autopista del sur y Cartas de mamá.

Sus novelas, además de la mencionada Rayuela, incluyen Los premios, 62: Modelo para armar y El libro de Manuel.

Otras obras, híbridos que contienen ensayos, piezas humorísticas e historias, y hasta poemas algunas con que se divierte el autor, incluyen a Historias de Cronopios y Famas, Ultimo Round, La vuelta al día en ochenta mundos y Un tal Lucas.

Las obras de Julio Cortázar han sido traducidas a una veintena de lenguas. Sus obras completas, además, han sido publicadas por la editorial Alfaguara bajo la Biblioteca Cortázar.

Si quiere más información sobre Cortázar, visite Julio Cortázar en la Web.

Un perfil más amplio y profundo sobre Cortázar, y otros autores latinoamericanos, se puede encontrar en “Letras del continente mestizo”, de Mario Benedetti; en “Los nuestros”, de Luis Harss; en “El Boom de la literatura latinoamericana”, de Emir Rodríguez Monegal, y “La nueva novela hispanoamericana”, de Carlos Fuentes.



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miércoles, 4 de noviembre de 2009

El ácido fólico podría incrementar el riesgo de cáncer de próstata

Un estudio señala que los hombres que toman cantidades elevadas de complementos de ácido fólico más que duplicaron su riesgo de cáncer de próstata

Por Salynn Boyles
Noticias Médicas de WebMD en Español
Revisado por Louise Chang, MD

Hay cada vez más evidencia de que el ácido fólico, en dosis elevadas, no protege contra el cáncer y hasta podría promover ciertos tipos de ellos.

Hace casi dos años, un estudio importante halló que las dosis elevadas de ácido fólico en forma de complemento no protegieron contra el cáncer de colon.

Ahora, otro análisis sobre los hallazgos del mismo estudio sugiere una relación entre los complementos de ácido fólico y el aumento en el riesgo de cáncer de próstata.

Los hombres del estudio que tomaron altas dosis de la vitamina tuvieron un incremento de más de dos veces en el riesgo de cáncer de próstata, en comparación con los que no tomaron los complementos de ácido fólico.

Hubo demasiados pocos casos de cáncer de próstata entre los participantes del estudio para probar que el ácido fólico promueve este tipo de cáncer, asegura a WebMD Jane C. Figueiredo, PhD, de la Universidad de California en Los Ángeles.

“Lo que podemos decir es que mucho folato probablemente no sea beneficioso con relación al cáncer de próstata y hasta podría ser perjudicial”.

Ácido fólico cáncer de próstata

En el estudio actual participaron 643 hombres que originalmente fueron reclutados para un estudio muchísimo más grande para determinar si tomar aspirina y un complemento de ácido fólico podrían reducir la incidencia de pólipos en el colon.

Se asignó aleatoriamente a los hombres a recibir un placebo o complementos con una dosis baja de aspirina y 1 mg de ácido fólico al día, dos y media veces la dosis diaria recomendada de vitamina para hombres y mujeres que no estén embarazadas o lactando.

Se halló que la aspirina por sí misma no lograba efectos significativos sobre la incidencia de cáncer de próstata, aunque se halló que tomar ácido fólico incrementaba el riesgo de este tipo de cáncer en 163 por ciento.

El análisis se une a un creciente número de estudios que sugieren que los complementos nutricionales no son beneficiosos para prevenir el cáncer.

En un editorial acompañante, dos expertos en cáncer y nutrición concluyeron que “nunca habían tenido tan mal aspecto los prospectos de prevención del cáncer por medio de suplementación con micronutrientes”.

Los ensayos de gran tamaño no han mostrado un beneficio protector entre quienes toman multivitamínicos, selenio, beta caroteno y vitaminas E, C, D, B6 y B12.
Incluso se ha demostrado que el beta caroteno en dosis elevadas puede promover cáncer de pulmón entre los fumadores empedernidos.

“La lección primaria de nuestra experiencia en prevención nutricional del cáncer es que no es simple”, escriben Alan R. Kristal, MD, del Centro de investigación oncológica Fred Hutchinson de Seattle y Scott Lippman, MD, del Centro oncológico M. D. Anderson de la Universidad de Texas.

Este estudio y un editorial aparecen publicados en la edición del 18 de marzo de la Journal of the National Cancer Institute.

Tomar pastillas no funciona

Kristal y Lippman escriben que tenía sentido estudiar micronutrientes individuales desde el principio porque varios estudios habían hallado que llevar una dieta saludable con bastantes frutas y verduras ricas en micronutrientes puede ayudar a proteger contra ciertos tipos de cáncer.

Sin embargo, está cada vez más claro que si lo que comemos influye sobre nuestro riesgo de cáncer, la relación es demasiado compleja para descomponer en nutrientes individuales.

El análisis recién publicado no es el primero en sugerir que demasiado de algo bueno, en este caso el ácido fólico, podría ser algo malo.

“Se ha demostrado que la noción de que un poco es bueno y por consiguiente más es mejor está errada. Es más probable que para cada micronutriente haya un rango óptimo de ingesta”, escriben Kristal y Lippman.

Victoria Stevens, PhD, epidemióloga de la Sociedad Americana del Cáncer está de acuerdo.

“En lugar de tomar un multivitamínico, algunas personas tomarán dos o tres pensando que será dos o tres veces mejores para ellos”, dice. “Sin embargo, estudios como este sugieren que hacer esto no es bueno y hasta puede resultar perjudicial”.

Está claro que tomar un complemento de ácido fólico es buena idea para las mujeres en edad fértil y las que están embarazadas o lactando.

Sin embargo, los demás probablemente recibirán suficiente ácido fólico sin tomar un complemento si llevan una dieta balanceada con muchas frutas y verduras, asegura Steven.

Los cereales y los panes ahora vienen fortificados con ácido fólico, que también se encuentra en verduras de hoja verde, como la espinaca y la lechuga, y en fríjoles, arvejas, calabazas y frutas cítricas.
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¿Qué le hace feliz?

Por Gerhard Gschwandtner

La felicidad no es un fin. Es un método de vida. Burton Hills.

Platón dijo una vez, “aquél que actúa bien debe por necesidad ser feliz”. Este pensamiento genera dos preguntas: ¿Actúa usted bien? ¿Es usted feliz? Si la respuesta es sí a ambas preguntas, no siga leyendo. Si, por el contrario, usted piensa que está actuando bien, pero siente que le falta la felicidad, tenemos dos problemas entre manos: 1) ¿Cómo pretende hacer felices a otras personas si es usted desdichado?; 2) ¿Qué podría usted hacer para ser más feliz?

Antes de continuar, vamos a definir lo que quiero decir por felicidad. Una de las dificultades en definir felicidad está en nuestro cambiante consciente. Por ejemplo, cuando estamos completamente saludables no estamos conscientes de nuestros cuerpos. Lo propio es cierto con la felicidad. Cuando somos completamente felices, no padecemos de nada e ignoramos nuestra capacidad para ser desdichados. Es sólo cuando somos desdichados que estamos conscientes de ambas cosas: de nuestra desdicha y de nuestro anhelo de ser felices. Muchas personas asocian la felicidad con el placer. Aunque el placer puede alivianar los momentos de desdicha, la felicidad es el resultado de algo que sentimos a largo plazo. Cuando nos envolvemos en un trabajo que en realidad nos gusta hacer, siempre perdemos la noción del tiempo y sentimos una abundancia de energía.

¿Qué podemos hacer para sentirnos más felices? En lugar de buscar felicidad para sí, algunas personas pasan la mayoría de su tiempo haciendo a otros creer que son felices. Estos se engañan a sí mismos creyendo que llegamos a ser aquello en lo que pensamos con frecuencia. Se olvidan que la felicidad no es un acto de voluntad, sino una aptitud de acción.

Muchas personas desdichadas creen que escapar a sus problemas es la llave para alcanzar felicidad. Las presiones diarias del trabajo, las demandas de los familiares, la incertidumbre de criar hijos en una sociedad consumida por las drogas, el crimen, el desempleo y políticos inmorales a menudo acaban por someter hasta a la persona más entusiasta. Mientras que los problemas a menudo estropean la felicidad, el escritor francés Montaigne sugirió la audaz idea de que la felicidad interna puede existir sin importar cuan severo sean los problemas en el exterior.

Montaigne escribió en 1570: “Cuando la ciudad de Nola fue arruinada por los Bárbaros; Paulinus, quien era obispo del lugar, habiendo perdido todo lo que tenía, y estando él mismo prisionero, oró de esta manera: ‘Oh, Señor, defiéndeme de no ser sensible a esta pérdida; pues tú sólo sabes que todavía no han tocado nada de lo que en realidad me pertenece’”.

Yo recuerdo las entrevistas que les hice a los pilotos americanos que habían sido derribados sobre Vietnam del Norte. A pesar de que habían estado prisioneros por muchos años, que habían sido torturados, que habían sufrido mal nutrición y sido privados de las conveniencias más elementales de la vida moderna, ellos sentían lástima, no por ellos mismos, sino por sus captores. ¿Por qué? Porque sabían que ninguno de los guardianes habían conocido la libertad. A través de sus calamidades, esos prisioneros de guerra mantuvieron su capacidad para ser felices.

Montaigne sugería que todos debemos guardar un espacio sagrado en nuestros corazones y mentes, “un rinconcito que sea completamente nuestro, dónde depositar nuestra verdadera libertad”. Es en ese espacio interno sagrado donde almacenamos nuestros más grandes tesoros y los protegemos contra la putrefacción y la violencia. Ese espacio secreto preserva las semillas de la futura felicidad.

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